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Entrevista con Jim Heckman

De Jim Heckman circulan muchas historias, algunas verdaderas, algunas más de leyenda. Una de esas historias, que resalta su capacidad de trabajo casi épica, es Bob Lucas (un premio nobel) recordándole a Heckman (que también ganó la medalla de los suecos en el año 2000) que por mucho que lo intentase no le iban a dar un segundo premio nobel en economía. Pues a diferencia de muchos otros galardonados, Heckman ni ha reducido las horas que le mete ni se ha dedicado a ir por el mundo dando charlas a la cámara de comercio de Villafría del Sotomonte para hacer caja (cosas, por otro lado, ambas muy legítimas). Heckman sigue produciendo un paper detrás de otro como si fuera un profesor joven aspirando a sacar una plaza. Yo puedo atestiguar personalmente, pues por una serie de motivos he mantenido bastante correspondencia con él, que le envío un correo electrónico de trabajo a las 11.30 pm un sábado por la noche y me responde a las 11.31 pm.

Por eso ayer lunes, cuando vi que el episodio de esta semana de Econtalk era una entrevistra con Heckman, poco pude resistir la tentación de dejar prácticamente todo lo que tenía encima de la mesa y ponerme a escucharla, primero con el desayuno y luego con un té, hasta acabarla.

Y ciertamente, menuda entrevista. Heckman se despacha a gusto -y creo que con mucha razón- con temas como la falta de control por cambios demográficos en la interpretación de datos (algo que ya hemos argumentado muchas veces en NeG: el hogar mediano de 2016 es muy diferente del hogar mediano de 1980 y por ello comparar el ingreso del hogar mediano en 2016 con el del hogar mediano de 1980 es erróneo), con el uso casual de las variables instrumentales, con la fragilidad de muchas estimaciones estructurales y con la interpretación excesivamente optimista de los resultados de experimentos aleatorizados. Podría pasarme escuchándole por días enteros. Los lectores de NeG o los que me han visto dar charlas en Madrid sobre educación y desigualdad reconocerán que la práctica totalidad de mis ideas al respecto vienen o de Heckman o de los varios estudiantes suyos con los que he tenido la suerte de solapar en varios departamentos a lo largo de los años.

Uno de los mayores privilegios de mi profesión es poder conocer a gente como Heckman que, sencillamente, juega en una liga totalmente distinta a la mía. Aquí esta la entrevista, aquí su página web y aquí su tuit.