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Las dudas sobre los títulos de postgrado de los políticos españoles

De Fran Beltrán, Antonio Cabrales, Marco Celentani, José Ignacio Conde Ruiz, José Luis Ferreira, Libertad Gonzalez, Juan Francisco Jimeno, Gerard Llobet, Luis Puch, Pedro Rey Biel y Anxo Sánchez.

Las dudas sobre los títulos de postgrado de nuestros líderes políticos son un síntoma (más) de que algo no funciona bien en la universidad española. Con esta entrada pretendemos explicar el origen de las dudas y contextualizarlas en la realidad de nuestra universidad.

No es todo lo mismo

En primer lugar, es necesario separar lo que son hechos presuntamente delictivos (cambios de notaspresiones y amenazas por formar parte de tribunales inexistentes, trabajos de investigación que no existen y plagios), de mentiras y exageraciones de currículum (no es lo mismo un máster de una institución de prestigio internacional que un curso de postgrado de corta duraciónno es lo mismo ser doctor que ser doctorando ni que haber hecho los cursos de doctorado pero abandonado la tesis) o de preguntas y críticas sobre la calidad de un trabajo de investigación.

Los casos de los másters de Cifuentes, Montón y Casado, en los que presuntamente hubo un trato de favor, están todavía bajo investigación. Aun así, ya se han cobrado las dimisiones de una presidenta de la Comunidad de Madrid y de una ministra del gobierno de España.  Se duda ahora de la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pretendemos aquí aclarar algunas de esas dudas para posteriormente preguntarnos si los casos de políticos prominentes publicados son una excepción que atañe sólo a unas ciertas élites o si realmente la mediocridad, y desde luego la mucho más grave corrupción, están más extendidas en nuestras universidades.

¿Qué es una tesis doctoral?

Algunas de las dudas sobre la tesis del presidente del Gobierno se han despejado, una vez la tesis ha sido puesta a disposición pública en TESEO. Sin proponernos evaluar la calidad de dicha tesis, sí queremos ofrecer nuestra experiencia de lo que es una tesis doctoral para que el caso del presidente pueda analizarse con esa perspectiva.

Aunque en algún tiempo pasado podía pensarse lo contrario, la tesis doctoral no es el trabajo de investigación de una vida. Es más bien el trabajo con el que un joven investigador pone a prueba su capacidad para investigar. Por supuesto, de vez en cuando alguna tesis es revolucionaria y hace avanzar el conocimiento científico de manera sustancial, pero por la propia definición de revolución, esto ocurre muy pocas veces. No obstante la ciencia no se compone sólo de revoluciones científicas y la mayoría de los trabajos de investigación se conforman con mover un poco la frontera del conocimiento. Esto es también lo que debería hacer una tesis doctoral. Los buenos programas de doctorado producen tesis que cumplen esta condición, y la prueba es que los recientes doctores son capaces de publicar artículos en buenas revistas académicas, que suelen basarse en la investigación realizada en la tesis.

Sin embargo, no todos los programas de doctorado tienen como objetivo formar investigadores de primera línea que publiquen en revistas de prestigio académico internacional. Por esta razón muchas de las tesis que se producen en España no aportan realmente novedades científicas, sino que sirven para tener una certificación con valor legal que permite acceder a la docencia universitaria, o dar un cierto empaque a un curriculum (por ejemplo el de un político con escasa experiencia fuera de su campo). Esto no quiere decir que dichas tesis no cumplan otras funciones, pero nos haríamos un gran favor si, como dijimos en nuestra entrada anterior sobre universidades, empezáramos a distinguir postgrados científicos de otro tipo de programas.  Ante la falta actual de mecanismos que distingan unas de otras en nuestro país, seguimos pensando que la evaluación anónima por parte de organismos internacionales y la publicación en revistas de prestigio extranjeras es un primer filtro, aunque obviamente crudo y con los problemas que tienen los rankings, para separar el grano de la paja. Otro indicio de calidad es si una institución es capaz de enviar  a sus estudiantes a programas de doctorado de prestigio en vez de intentar dirigirles dentro de un departamento con limitaciones, o conseguir que obtengan, de forma no endogámica, una posición en una universidad de renombre. Desde luego, lo que no ayuda para conseguir distinguir unos programas de postgrado de otros son los criterios de calidad que utiliza por ejemplo la ANECA usando el "porcentaje de egresados sobre el total de matriculados", vinculando a su vez la financiación a tener el mayor numero de graduados y postgraduados posibles. Se pueden imaginar que ésto da lugar a crear títulos sin sustancia y a otorgar diplomas sin mucho esfuerzo. Otras restricciones como poner límites a la tesis de 3 años o permitir doctorados a tiempo parcial (con un plazo de 5 años) o penalizar en financiación los programas de doctorado pequeños tampoco ayudan precisamente a mejorar la calidad de nuestros programas.

En este contexto, veamos cómo quedan los aspectos que se discuten en la tesis del doctor Pedro Sánchez.

¿Debe ser pública una tesis?

Sin duda. La comunidad universitaria debe poder conocer con qué credenciales se está dando el carnét de investigador a un doctorando. Cuando la tesis da lugar a publicaciones, normalmente nos fijamos en éstas y nos olvidamos de la tesis, pero como hemos dicho antes, no siempre hay publicaciones. La manera en que la tesis en sí misma se hace pública es muy variada, depende del país y de la universidad. Por ejemplo, en EE.UU. suele usarse el sistema ProQuest, donde las tesis están accesibles electrónicamente en tres modalidades: acceso libre, acceso tras previo pago o acceso libre a un resumen y bajo pago al resto. El ejemplar físico suele estar en los depósitos de la biblioteca. En el caso de Pedro Sánchez, no haber hecho la tesis más accesible públicamente desde que se iniciaron las dudas sobre su existencia y su contenido (hace más de un año), no ha ayudado a cerrar el debate.

¿Cómo se detectan los plagios?

En los tiempos modernos, la primera señal de alarma la dan los programas informáticos que encuentran coincidencia en los textos. La coincidencia no es plagio automáticamente. No lo es si el texto está convenientemente citado o si se trata de ideas que suelen exponerse de una manera parecida por ser consabidas en el área de conocimiento. Los libros de estilo imponen normas para evitar que una cita se confunda con un plagio. No siempre se siguen estas normas al 100%, por lo que lo que ha de juzgarse es si hay plagio en función del texto mal citado o no citado. Si son ideas introductorias o marginales al núcleo de la tesis, un lector neutral podrá concluir que no hay plagio. Por supuesto, también concluirá que la tesis está mal escrita y que no satisface los estándares de un buen programa de doctorado. Obviamente, si se detecta plagio (o si se detecta que la tesis la ha escrito otra persona), la tesis carecerá de valor y el plagiador perderá la confianza que un investigador necesita.

Por otra parte, la publicación de un libro coautorado que contiene una parte importante del contenido de la tesis, no debería considerarse como indicio de plagio, especialmente si esto se indica en el mismo texto. A pesar de que una tesis tiene, como es lógico, un único autor, es frecuente que en la tesis  se incluyan trabajos ya realizados y publicados con otros autores o que las tesis generen sucesivamente publicaciones con otros autores. Todo esto pertenece a los acuerdos y a la distribución del trabajo de los autores y la simple existencia de trabajos con varios autores no debería hacer presumir que hay algo ilícito en los acuerdos y en la distribución de ese trabajo. Lo que desde luego no ayuda es el firme apoyo del presidente del Gobierno, y el de su ministra portavoz pero también de Educación, a su Ministrad de Sanidad, dimitida en la misma semana por acusaciones de plagio. Mal vamos si quienes definen la política educativa y científica de un pais dan más o menos importancia al plagio en función de que se produzca entre los de uno u otro partido político.

¿Qué han dicho los expertos?

Muchos de los expertos que están opinando sobre la tesis de Pedro Sánchez, algunos considerados en los medios de comunicación como verdaderos gurús de la economía, o bien no son doctores en Economía o bien sus tesis tampoco han pasado por el filtro de haber sido publicadas en revistas académicas de prestigio internacional. Creemos que la opinión pública debería ser consciente de ello.

Otros expertos, citados de forma anónima en uno de los muchos artículos cargados de intencionalidad política publicados estos días, pero que supuestamente han pasado el filtro del reconocimiento internacional y que supuestamente han leído la tesis de Pedro Sánchez, ponen en duda la calidad de la tesis dudando de su capacidad de dar lugar a publicaciones de prestigio (que ya sabemos que no lo ha hecho) o de dar acceso a una plaza en un departamento académico de primer nivel (que tampoco), pero olvidan la realidad de la universidad española al no avisar que lo mismo ocurre con muchas otras tesis doctorales.

Conclusiones

Separar las críticas y las defensas bien fundamentadas de aquellas interesadas será crucial para que este caso sea bien resuelto y para que no se extiendan las culpas que pudiera haber más allá de lo que corresponde. Pedro Sánchez debería ser reprobado si se demostrara que la tesis no existe (algo ya imposible), que ha habido plagio, que realmente no ha escrito la tesis o que ha recibido un trato de favor por parte de la universidad.

Pero si no se dan estas circunstancias, lo más seguro es que estemos ante una tesis que no se separa de tantas de las presentadas en España y la principal enseñanza de este caso debería ser tomar conciencia de la realidad y que diferenciar los programas de postgrado que forman académicos con proyección internacional de los otros es una tarea que habría que emprender, cuanto antes mejor.