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El impacto del progreso médico en el siglo XX sobre natalidad y trabajo femenino

cartel

Escribo encerrada en casa, en medio de una tormenta de nieve “histórica” que azota Boston y alrededores y ha obligado a cerrar colegios y comunicaciones. Este semestre tengo la suerte de encontrarme de visita en Boston University, cuyo Departamento de Economía tiene un grupo fantástico en mi área.

Hace unos días, Claudia Olivetti me contaba el paper que anda revisando, que me interesó mucho y quería contaros hoy. Junto con su coautora Stefania Albanesi, proponen que la dramática reducción en mortalidad y morbilidad maternal a mediados del siglo XX, junto con la difusión de la lactancia artificial, pueden explicar el aumento simultáneo en la natalidad y la participación femenina en el mercado de trabajo que se produjo en EEUU entre 1930 y 1960.

El argumento es el siguiente. Hace apenas 100 años, los problemas de salud asociados con el embarazo y el parto dificultaban en gran medida combinar maternidad y trabajo fuera del hogar. Una mujer nacida a principios del siglo XX solía casarse en torno a los 21 años, para tener más de tres hijos antes de los 35. Embarazo y parto conllevaban importantes riesgos de salud, que podían dar lugar a discapacidad física prolongada o incluso la muerte. El riesgo de muerte era de 1 de cada 125 partos, y por cada muerte, al menos veinte mujeres sufrían diferentes grados de incapacidad. Muchos de estos problemas tenían efectos duraderos o crónicos sobre la salud, dificultando la capacidad de las mujeres para trabajar, incluso más allá de los años fértiles. Además, dada la ausencia de alternativas, la mayoría de los niños tomaban pecho durante varios años, de modo que la mujer típica pasaba dando el pecho gran parte de sus años fértiles. No debería sorprendernos, entonces, que muy pocas mujeres trabajaran.

A lo largo del siglo XX, la tasa de participación de las mujeres casadas aumentó drásticamente (ver figura 1), gran parte del aumento en EEUU (del 10 al 33%) entre 1930 y 1960. Al mismo tiempo, la tasa de fertilidad aumentó considerablemente, lo que resulta sorprendente dado que fertilidad y empleo femenino suelen evolucionar en direcciones opuestas.

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Las autoras documentan mejoras dramáticas en la salud maternal en EEUU entre 1930 y 1960. La mortalidad maternal cayó de 673 a 37 muertes por cada 100.000 partos (ver figura 2), acompañada de mejoras en morbilidad. Para medir los efectos sobre morbilidad, construyen el coste asociado con la maternidad en “DALYs” (“disability adjusted life years”, años de vida ajustados por discapacidad), concluyendo que dicho coste cayó de 13 meses a 1 por embarazo entre 1930 y 1960. Al mismo tiempo, en los años 20 se desarrolló la fórmula infantil, difundiéndose rápidamente su uso. Las autoras argumentan que estos avances médicos, al permitir a las mujeres combinar maternidad y trabajo, supusieron un factor fundamental para explicar el aumento paralelo en empleo femenino y fertilidad durante este periodo.

fig2

El estudio construye nuevos datos históricos para documentar estas tendencias en el progreso médico y tecnológico, y los incorpora en un modelo macroeconómico cuantitativo para evaluar su contribución a la evolución de la fertilidad y el empleo femenino. El modelo parte de una población de parejas casadas, que tienen que tomar decisiones sobre fertilidad, educación y empleo de la mujer, y lactancia natural o artificial. Los avances médicos reducen el coste de tener hijos, lo que aumenta la natalidad. Pero además, para un número dado de hijos, las mejoras en la salud maternal aumentan los incentivos a trabajar para las mujeres. La caída en el precio de la fórmula infantil refuerza estos efectos. El modelo predice que la caída en el coste en términos de salud de la maternidad irá asociado a un aumento tanto de la natalidad como del empleo femenino, así como un mayor uso de la lactancia artificial.

Las autoras simulan el modelo y realizan “couterfactual experiments” para evaluar el impacto de los distintos factores por separado. Concluyen que el progreso médico es buen candidato para explicar las tendencias observadas en los datos entre 1930 y 1960.

¿Podemos observar las mismas tendencias en España? He tenido acceso datos históricos de mortalidad maternal procedentes de la tesis de grado de Annalí Casanueva (ver figura 3).

fig3

Lo primero que salta a la vista es que el nivel es bastante más bajo que en EEUU a principios del siglo XX (500 comparado con 700 muertes por cada 100.000 nacimientos). Además, se puede observar que la caída en la mortalidad maternal en España es particularmente pronunciada entre 1939 y 1960 (de 360 a 60). El inicio de los años 40 también fue acompañado de un importante aumento de la natalidad (ver figura 4), que se invirtió a partir de 1945.

fig4

Con respecto a la tasa de participación femenina en el mercado de trabajo, los limitados datos disponible para España sugieren (ver figura 5) que ésta no despegó hasta los años 70.

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Claro que para entender los datos españoles, hay que tener en cuenta los acontecimientos en torno a la guerra civil y la dictadura. El régimen franquista se esforzó por fomentar tanto la natalidad como la permanencia de las mujeres en el hogar, incluyendo la censura explícita de la lactancia artificial, como ilustra el cartel de 1949 al principio de la entrada.

A día de hoy, es fácil olvidar los costes de salud que la maternidad conllevaba para la madre hace apenas dos o tres generaciones. Yo trabajé hasta el día de antes de dar a luz en mis dos embarazos, y estaba de vuelta en el trabajo a los dos meses, sin traba de salud alguna. Esto habría sido impensable para nuestras abuelas, y lo sigue siendo para millones de mujeres en África, donde muchos países siguen sufriendo tasas de mortalidad maternal por encima de 500 por cada 100.000 nacimientos.