Desigualdad en la naturaleza y en la sociedad

Uno de los temas candentes en las discusiones entre economistas es el de la desigualdad (véase cuán a menudo se habla de él aquí) y sus consecuencias, que si ya ocupaba su buen espacio hasta hace unos años adquirió mucha más relevancia a raíz del famoso libro de Thomas Piketty, "El capital en el siglo XXI", del que ya se ha hablado en NeG (Gerard, aquí y aquí, por ejemplo). Como es habitual, no voy a entrar en esa discusión, dados mis escasos tirando a nulos conocimientos de economía; lo que voy a hacer es meter ruido (en sentido literal como veremos más abajo) en torno a la desigualdad, hablando de los paralelismos entre las que se observan en la sociedad con las que aparecen en la naturaleza.

Para este taimado fin, voy a utilizar un trabajo de Maarten Scheffer y colaboradores. Maarten fue Premio Fronteras del Conocimiento BBVA el pasado año (hablé de ello en este post de mi SciLog de Investigación y Ciencia) y no es la primera vez que lo menciono en NeG (aquí y aquí). El trabajo apareció en PNAS el año pasado, con el título Inequality in nature and society (que, traducido, es el título de la entrada) y escrito por Scheffer, Bas van Bavel, Ingrid A. van de Leemput, y Egbert H. van Nes. El punto de partida del trabajo es la observación de que las desigualdades en la sociedad y en la naturaleza pueden presentar patrones parecidos. Como muestra, en la gráfica siguiente se compara la distribución de riqueza de los individuos a escala mundial (en la lista Forbes) con la distribución de biomasa entre los árboles más comunes del Amazonas:

En la gráfica A, la de los "muchimillonarios", el primer punto es la riqueza del más rico, el segundo la del segundo más rico, etc.; en la gráfica B, el primer punto es la masa total de la especie más abundante, y así sucesivamente. Los puntos se aprietan porque la gráfica está en escalas logarítmicas. El parecido es bastante evidente, pero los autores no se limitan a este ejemplo sino que analizan otros, considerando muchos países y comunidades naturales (que van desde setas, peces o crustáceos hasta el fitoplancton o la microbiota intestinal). Los resultados se pueden resumir dando la estadística de los índices de Gini (medida habitual de la desigualdad de una distribución) de los distintos datos analizados; como se ve en la figura siguiente, el caso de la riqueza y el de la abundancia de individuos son muy similares:

Si aceptamos, a la luz de esta evidencia, que los patrones de desigualdad son parecidos en la sociedad y en la naturaleza, la pregunta es entonces si puede haber un mecanismo que los explique a ambos. La respuesta, según los autores, es que sí: la desigualdad resulta de la interacción entre cuatro tipos de factores, de acuerdo al esquema siguiente (en cada número romano hay dos factores, uno de la naturaleza y otro de la sociedad):

Así, el factor I tiene que ver con las diferencias competitivas entre los constituyentes de los distintos sistemas: las diferentes capacidades emprendedoras de las personas o las diferentes adaptaciones y características de las especies, que favorecen a unos frente a otros. En el factor II nos encontramos con el ruido, que además es multiplicativo, lo cuál se traduce en que cuando se tiene más riqueza (o más biomasa) también hay variaciones más grandes en el tiempo. Este es de hecho un factor muy importante, y para demostrarlo los autores simulan modelos sencillos económicos (con retornos de inversión dados por variables aleatorias) y de ecosistemas (donde las especies tienen tasas de crecimiento aleatorias); ambos modelos acaban siempre en que unos pocos individuos o especies acaparan toda la riqueza o la biomasa. Ello resulta del carácter multiplicativo de la aleatoriedad, que hace que aquellos que tienen poco vean muy poco cambiada su riqueza. Por otra parte, estos modelos puramente aleatorios muestran un interesante efecto de inestabilidad de la clase media, cuyos miembros acaban entre los pobres de solemnidad o entre los pocos ricos "cresos". Pero debe quedarnos claro que el puro azar, más que la valía intrínseca de una persona o una especie, es capaz él solito de generar enormes desigualdades. En este sentido, otro experimento ilustrativo que se puede hacer es reunir a un grupo de personas, darles a cada una 100 euros, y a continuación cada una va tirando un dado que dice que fracción de su riqueza se le quita o se le añade. El truco está en mantener la riqueza total constante imponiendo un impuesto a cada uno proporcional a su ganancia tras cada cambio de un jugador. El resultado final es el mismo: rápidamente aparece una desigualdad enorme.

A estos dos factores que favorecen la desigualdad se les suman dos factores moderadores. El primero de ellos es la supresión de la dominancia, que aparece muy frecuentemente en la naturaleza: la especie dominante tiende a sufrir proporcionalmente más ataques de enemigos naturales o enfermedades, que hacen decrecer su dominancia (en sistemas microbianos esto se conoce como el principio de "matar al ganador"). En la sociedad esto podría ocurrir vía, por ejemplo, impuestos. Por último, el otro factor ecualizador es el ruido aditivo que experimentan los más pobres. En la naturaleza, estamos hablando de flujos de inmigrantes de otros lugares que aumentan la población de especies poco abundantes: en la sociedad, estamos hablando de que las clases más bajas podrían ahorrar y ascender en la escala de riqueza a posiciones medias (difícil, como nos contó Santiago en este post reciente).

Siempre es difícil valorar la importancia de cada uno de estos mecanismos, por lo cuál en situaciones concretas no es evidente lo que vaya a ocurrir. Sin embargo, los mecanismos ecualizadores tienden a ser inestables; la supresión de la dominancia en la naturaleza hace que la especie más rica decrezca en abundancia pero acaba siendo sustituida por otra invasora que se vuelve igualmente dominantes. En la sociedad, el control de las diferencias de riqueza es igualmente complicado, e instituciones como el impuesto de sucesiones (del que se habla a menudo en NeG, recientemente Clara nos habló de él en este post), instituido en el siglo XIX, parece estar pasando a la historia, a la vez que la globalización y la consiguiente libre circulación de capitales hacen más fácil (para los ricos) eludir todo tipo de impuestos y acumular aún más riqueza.

Al final, la conclusión de los autores es que incluso cuando los actores son equivalentes, en ausencia de fuerzas que la atenúen, la desigualdad aparece por sí sola, debido a los efectos multiplicativos de los que hablaba más arriba. Pero esto no debe hacernos pensar que la desigualdad es "natural", porque llevando la comparación con la naturaleza al límite, dentro de la especie dominante los recursos suelen estar distribuidos de manera igualitaria, lo que no es el caso en la sociedad. De hecho, desde que la desigualdad emergió, probablemente en el Neolítico, la cantidad relativa de riqueza acumulada por los más ricos ha aumentado a medida que la sociedad también crecía. Este efecto puede explicarse por la propia escala: se puede acumular menos riqueza si la vida económica está limitada a los confines de un pueblo que si abarca el planeta entero. Pero además, establecer instituciones que contrarresten este efecto se hace también más difícil al aumentar la escala de la sociedad, como ya hemos dicho. En esta línea, los autores terminan con la siguiente reflexión (la traducción es mía):

Esto plantea preguntas sobre las perspectivas para la sociedad actual. Los incrementos de escala en la gobernanza mantuvieron a raya el crecimiento de la desigualdad primero en las comunidades en la Europa de la Baja Edad Media, y luego en los estados-nación del siglo XX,  pero en ambos casos esto fue un proceso largo y doloroso. No está claro que se pueda seguir escalando la gobernanza de manera efectiva a nivel global, ni cómo podría ser dicha gobernanza.

O sea, que según los autores, parece que la desigualdad está aquí para quedarse... e ir a peor. Pero al  menos nos queda el consuelo de saber que los que están arriba no lo están necesariamente por méritos propios sino, quizás, por efecto incontrolado del azar. Es posible que algún tipo de meritocracia, las diferencias de capacidades que también citaba antes, den lugar a la desigualdad, pero también es posible que sea sólo... el ruido que decía al principio. Lo importante de esto es que igual que no podemos concluir que la desigualdad sea solo producto del azar porque un modelo con solo ruido la origine, tampoco podemos concluir que sea porque los que están arriba sean más listos, por idénticas razones. Un motivo más para seguir tratando de potenciar los mecanismos que actúan para compensar la desigualdad.

Hay 36 comentarios
    • Gracias Daniel, no sé bien a qué relación te refieres. Si lo que quieres decir es que los distintos factores considerados tienen ese efecto, ellos efectivamente no hacen nada cuantitativo, pero razonan cualitativamente y citan literatura donde se ha visto el efecto. En el caso del ruido, sí que hacen su propio modelito para mostrar que basta ese factor para dar lugar a desigualdad.

      En todo caso, yo creo que este trabajo y su metodología no tienen nada que ver con la discusión sobre leyes de potencias en redes complejas. En el caso de este artículo, hablamos de sistemas dinámicos y del efecto que tienen cada uno de sus términos, y esa es una discusión que se puede hacer cualitativa y cuantitativamente, y que es necesariamente cualitativa si se quiere hacer en general y no para problemas específicos. El caso de las leyes de potencias se reduce a hacer regresiones bien o mal, por un lado, y aquí por bien o mal entiendo desde el propio procedimiento de la regresión hasta el tratamiento y depuración de los datos. Luego está la cuestión de si una ley de potencias que ajusta muy muy bien en un intervalo de solo uno o dos órdenes de magnitud es relevante para algo. Pero aquí si que tenemos un problema que solo se puede discutir cuantitativamente.

      • Siento la confusión.
        Me refería a la evidencia de que los coeficientes de desigualdad entre humanos y especies son 'similares'.
        Respecto al modelo, obviamente esto se toma como una prueba de concepto. En todo caso, una diferencia fundamental es que la 'movilidad social' es mucho mayor (en tres generaciones!) que la movilidad natural.

        • Gracias otra vez Daniel, esta vez por aclararme tu pregunta. Aquí sí estamos de acuerdo, es difícil probar que los humanos y las especies tengan los mismos o similares coeficientes. Lo único que hay en el artículo es un argumento de plausibilidad pero no una demostración, ni de lejos. Para mí el valor que tiene el artículo en este sentido es que a partir de esta idea de partida se muestra que el ruido puede explicar la desigualdad de manera general en sistemas aparentemente distintos, sin que por ello tenga que ser "la" explicación.

  • "El azar hace bien su trabajo" decía un personaje de no recuerdo que novela. No creo que el reconocimiento del papel del azar sea un hallazgo revolucionario: siempre se ha considerado un factor determinante en nuestras vidas. No el único, ni quizá el más importante, pero sí relevante.

    En cuanto al tema de la desigualdad, es oceánico y tiene tantas ramificaciones que es intratable en un post como este. No obstante yo soy de la opinión de que la desigualdad no es mala per se. Es más, "algo" de desigualdad es necesaria como estímulo para mejorar. Más bien habría que hablar de grados.

    En fin, gracias por el post. Voy a leer el artículo de referencia.

  • Es curioso que este articulo lo haya presentando una persona que "viene" de la fisica teorica y que ademas es catedratico de Matematicas Aplicadas. Una persona con estos origenes y estas credenciales deberia saber que el termino "se parece" no es un termino que se utilice nunca en una ciencias experimental como la fisica.

    Por ejemplo, una distribucion de Fermi "se parece" a una distribucion de Maxwell pero nada tiene que ver una con otra y en ningun libro de texto de fisica se dira nunca que ambas "se parecen".

    Entiendo que los que mas tienen siempre van a intentar justificar la existencia de una desigualdad que le beneficia en lo social y en lo economico, pero que un doctor en fisica se preste a darles argumentos "seudocientificos" sacados de "la naturaleza" es algo que no me cabe en la cabeza y que me cuesta comprender.

    • Gracias Pedro. En tu comentario hablas de dos cosas diferentes, a las que respondo por separado.

      Primero, el uso de "se parece". Comentario previo: No entiendo el "viene" entrecomillado para referirte a que soy doctor en física teórica y matemática (y me gané mi título, puedo mostrar mi tesis). En todo caso, claro que los físicos hablamos de "se parece", siempre entendiendo en qué contexto. Una distribución y otra pueden ser diferentes pero pueden ser parecidas, por ejemplo, porque tengan un único máximo, o porque su comportamiento asintótico sea igual, o porque tengan o no varianza bien definida, o por mil otras cosas. ¿Son iguales? Claro que no. ¿Son parecidas? Pues sí, en las características que sean relevantes para una investigación o un modelo determinado. Así que no entiendo por qué hay tanto problema con decir "se parece".

      Segundo, de ninguna manera este post pretende "justificar la existencia de una desigualdad" ni "darles argumentos 'seudocientificos' sacados de 'la naturaleza'". En el post, y en el artículo (en principio, el comentario final ya es otra cosa) no hay ideología alguna, no se sostiene que la desigualdad sea buena ni mala. De lo único que se trata es de entender su origen, y lo que se propone es que la desigualdad aparece por la interacción de cuatro mecanismos. De ellos uno de los más importantes es el ruido, y prueba que puede haber desigualdad sin que haya ningún merecimiento ni distinción entre los de arriba y los de abajo. Esto no justifica nada, da ideas de por qué aparece la desigualdad. Si ahora la posición política (que parece ser la de los autores del artículo, y que puede ser la mía) es que debería haber menos desigualdad, se puede actuar sobre los mecanismos que la generan. Pero si no se conocen los mecanismos, difícilmente se puede hacer nada por remediarla. El post y el artículo van sobre los mecanismos. Así que aquí no hay ni "justificaciones" ni "seudociencia", y si no pudiste comprender leyendo el post espero que ahora te quede más claro.

      Aunque no se me ocurre qué parte de mi última frase en el post puedes no comprender: "Un motivo más para seguir tratando de potenciar los mecanismos que actúan para compensar la desigualdad." Si esto es una justificación de la desigualdad, apaga y vámonos.

      • Cito textualmente:

        ..."Si aceptamos, a la luz de esta evidencia, que los patrones de desigualdad son parecidos en la sociedad y en la naturaleza, la pregunta es entonces si puede haber un mecanismo que los explique a ambos. La respuesta, según los autores, es que sí: la desigualdad resulta de la interacción entre cuatro tipos de factores, de acuerdo al esquema siguiente"...

        Sigues el razonamiento identificando como un factor muy importante de la desigualdad el azar:

        ..."Pero debe quedarnos claro que el puro azar, más que la valía intrínseca de una persona o una especie, es capaz él solito de generar enormes desigualdades"...

        El articulo contiene una gran carga ideológica ya que permite desculpabilizar o desresponsabilizar a las personas, ya sean ricas o pobres, de su propia situación social y de la ajena. No se puede descartar, en absoluto, que sea esta precisamente la intención por la que se escribe.

        Lo curioso, como ya comente, es que el origen o la base en la que se sustenta el estudio es el "enorme parecido" entre dos graficas ... en mi opinión ... seudociencia en estado puro.

        • Lo siento, Pedro, pero lo que dices es totalmente falso, e igual que en tu comentario anterior, no lees el post. Al final digo muy claramente que puede ser el azar el que hace que aparezca la desigualdad, o que no, al igual que pueden ser los mayores méritos de unas personas u otras, o no. Lo que queda claro es que no hay base científica para decir que la causa de la desigualdad es una u otra. Como tú bien dices, digo que el azar es un factor muy importante, cierto, pero no es el único, y si no quieres leer eso, es tu problema. Y tampoco lees el post cuando dices que la base en la que se sustenta es el "enorme parecido" entre dos gráficas. No es así. Eso inspira a los autores para pensar sobre los dos tipos de sistemas y encontrar en ambos factores que pueden contribuir a la desigualdad o moderarla y que si lo escribiéramos matemáticamente tendrían las mismas formas y efectos.

          En cuanto a mis intenciones o mi ideología al escribir el artículo, en tu post anterior me acusabas de querer justificar la desigualdad, y ahora de querer justificar que las personas no tengan culpa de su situación social, de lo que se deduce que entonces te parece bien la desigualdad. Tu problema con este post está claro: no te ha gustado por alguna razón ideológica o visceral que no explicas y que no tiene nada que ver con la calidad científica del artículo original. Calidad científica sobre la que opinas sin que sepamos la propia base, personal y de conocimientos, sobre la que construyes tu opinión. En fin, que no te ha gustado el post, lo que me parece estupendo, y ya, pero no me atribuyas cargas ideológicas e intenciones ocultas en algo que no es más que una reseña de un trabajo científico publicado en una revista científica por científicos de prestigio y evaluado por otros científicos.

          • Desde luego que el tema es visceral, en eso no se equivoca Anxo :

            -La deuda adquirida por la gente para poder terminar los estudios en los EEUU creo que alcanza ya el billón del dólares, equivalente como debes de saber a nuestro PIB español.

            - La perdida de poder adquisitivo del 10% menos rico contrasta con el aumento del poder adquisitivo del 10% mas rico en las ultimas decadas.

            -La población negra de los EEUU, como conjunto, tiene una participación en el PIB después de la crisis económica menor del que tenia antes de ella.

            Puedo seguir indefinidamente exponiendo hechos que usted, como físico teórico y científico que es, dice que pueden tener perfectamente como explicacion el puro y simple azar. Usted me disculpara pero esas afirmaciones, no solo son una clara interpretación seudocientífica de los hechos, sino que además tienen una clara motivación ideológica al hacer creer a las personas que no se dedican a la ciencia que es la ciencia y su método científico quienes respaldan la idea que la causa de la desigualdad social es achacable al azar.

            Creo que debería separar las posibles opiniones personales que tenga usted de ciertos hechos de las afirmaciones que hace la ciencia de esos mismos hechos

            • Pedro, es la última vez que le apruebo un comentario en esta entrada porque empieza a cansarme que me insulte desde el anonimato. Por favor, léase mi post y mis respuestas. En ningún sitio digo que la explicación de la desigualdad sea el azar. Lo único que digo es que es una de las posibles explicaciones. Una. Nada más. Y todos los ejemplos que usted pone parten de una situación de desigualdad ya consolidada que lo único que hace es aumentar, cuando el azar es mejor candidato para explicar el origen de la desigualdad, porque de una situación igualitaria se llega a que unos, no por mérito propio, estén en una posición privilegida. Pero vuelvo a repetirlo, esto no es más que una posible explicación, como digo en el post, y como digo en mis respuestas a sus comentarios anteriores. Haga el favor de leerlo, porque aquí no hay más opiniones personales que la suya, que no le gusta este post, cosa que respeto. Pero si quiere usted debatir algo lo menos que puede hacer es escuchar los argumentos de los otros. Aquí termina esta discusión.

            • Una discrepancia irreal: lo que no acaba de entender Pedro es que la tesis sobre la desigualdad de la entrada y del libro reseñado es completamente compatible con la suya, es decir : que siendo en ORIGEN, un origen sólo de tipo material sin tener en cuenta el juego social, que la desigualdad (la tesis del libro ) sólo viene dada en su gran parte por la acción humana en LUGARES Y TIEMPOS DISTINTOS (ruido, azar), lugares con distintos y aleatorios recursos naturales, geográficos, climáticos, humanos y, por tanto, con su distinto desarrollo en acumulación de factores de producción, productividad y conocimiento, se van dar, si o si, ya sólo e inicialmente por esa única razón, desigualdades económicas en individuos, empresas y países. Pero, esa desigualdad inicial azarosa , para su existencia social va a tener que se mantenida y ampliada por la interacción social de eses mismos individuos, empresas y finalmente por las clases sociales (la tesis de Pedro: acción de blancos sobre negros, de 1 %, de élites, de clase alta, etc..) . Un saludo

  • Muy interesante el artículo.
    Yo pienso que lo "natural" es que haya desigualdad en el reparto de la riqueza. No hay ninguna población (animal, vegetal,...) que sea equitativa en su distribución, ya sea en territorio o en cualquier otra variable.
    Pero también creo que lo natural en el ser humano es modificar con la razón ciertas cosas que se nos dan naturalmente: lo natural es morir por muchas enfermedades y lo hemos modificado, lo natural es vivir a la intemperie y tenemos casas,... así millones de ejemplos.
    El ser humano debe conseguir, no un reparto igualitario (creo que sería imposible y no incentivaría el desarrollo económico y de bienestar), pero sí un reparto mas equitativo entre las personas. Todos deberíamos tener cierto bienestar en nuestras vidas.
    Tampoco creo que los más listos sean los más ricos, a veces el dinero "engaña" o atrapa al "tonto" y vende su tiempo, sus valores,.. por una cuenta corriente abultada. Cae en la trampa y valora más un traje, un coche, un reloj, unos números en su cuenta que el tiempo con sus hijos, una charla, un paseo... A veces el capital se vale del mediocre; del mediocre en sus ideas, en sus valores, en sus anhelos...

  • Gracias Anxo por su ayuda para entender la investigación referida en su post. Sí, el “parecido” entre la concentración de la “abundancia” (de las especies en “comunidades") y la concentración de la “riqueza”(de la especie humana en “naciones”) llama la atención —por lo menos hasta que uno trata de entender lo que se está comparando. Como nada sabía sobre la “abundancia” de las especies en “comunidades” lo primero que hice fue actualizar mis pocos conocimientos de ecología para luego intentar entender la fuente básica que dan los investigadores para su trabajo, esto es,

    http://izt.ciens.ucv.ve/ecologia/Archivos/ECO_POB%202012/ECOPO7_2012/Straatsma%20y%20Egli%202012.pdf

    Por supuesto, no puedo decir que he entendido esta fuente (p.ej., definición de “comunidades” en los trabajos originales en que se basa la fuente). Además, por las conclusiones de los autores de esta fuente “pareciera” que el método usado para medir la concentración de la “abundancia” de las especies en “comunidades” implica eliminar mucha información, a lo que habría que agregar las limitaciones de la información en los trabajos originales. Le agradeceré su opinión sobre ese método (punto menor: no he entendido por qué usted hace referencia a biomasa y masa en relación al gráfico B cuando los autores dejan claro que hablan de “abundancia” — In all data sets we sorted the species on the abundance and calculated the minimum fraction of the species that have 50% or more of the total number of individuals.)

    • Gracias Enrique, me alegro de que el post haya picado su curiosidad, y más todavía de que haya ido a comprobar las fuentes originales. Efectivamente, los métodos de medir abundancia de especies se dejan muchísima información, pero es que no hay otra, salvo que uno tuviera un ejército de gente contando cosas. Un método similar al de ese trabajo es el que se viene usando para el Inventario Forestal Español, que conozco de trabajos míos y que es un auténtico tour de force. De manera parecida al trabajo que cita, se divide toda la superficie no cultivada del territorio en cuadradados de 1 km cuadrado, y se cuentan las especies con unas reglas parecidas en el centro de ese cuadrado, tanto de árboles como de arbustos. Esto es un trabajo verdaderamente ímprobo que, como Sísifo, cuando se acaba (se hace por comunidades autónomas) se vuelve a empezar. Y cuesta mucho dinero y moviliza mucha gente. Si pensamos en un territorio como el de la Amazonia, con una superficie siete veces mayor que España y mucho más inaccesible en buena parte del territorio, es fácil comprender que no se puede hacer mucho más.

      En cuanto a la biomasa, igual me he columpiado al hacer el post, y es cierto que como dice el artículo habla todo el rato de abundancia, así que gracias por la corrección.

      • Gracias por la respuesta. Lamento que el poco espacio no permita hacer preguntas precisas, pero mi pregunta estaba referida a las conclusiones de Straatsma y Egli sobre la distribución de la abundancia de las especies (no conozco el tema pero supongo que existen otras investigaciones) y no a las limitaciones de la información recogida en los trabajos originales. Sus conclusiones me hacen pensar que la forma en que Scheffer y coautores aplican el coeficiente Gini implica perder mucha información sobre esa distribución.

        Otro punto poco claro es por qué Scheffer y coautores optaron por el coeficiente Gini y no por el HHI que se usa generalmente para concentración. Mi impresión es que dada la forma en que aplicaron el coeficiente Gini a stocks, habría sido mejor usar por lo menos ambos lo que habría permitido tener una mejor idea sobre lo “parecido” de ambas concentraciones. Esto último es útil cuando no se ha hecho análisis estadístico alguno de ese “parecido” (el punto del comentario de Daniel García).

        “Parece" prematuro hablar de un “parecido” entre ambas concentraciones.

        • Sea o no confiable la comparación, me pregunto por su relevancia, algo que Scheffer y coautores intentan contestar en el resto del artículo a través de suponer que la desigualdad en la distribución de la riqueza se puede explicar por los mismas “fuerzas” que la desigualdad en la distribución de la abundancia (o de la biomasa si uno lee los suplementos al artículo). En ningún momento Scheffer y coautores dan evidencia en favor de ese supuesto. Argumentan que a cierto nivel de abstracción se puede aceptar ese supuesto y que ese nivel está dado por unos modelos matemáticos simples. No se si son simples para analizar la distribución de la abundancia, pero sí se que son ridículamente simples para analizar la distribución de la riqueza (algo que queda claro cuando afirman que no es fácil determinar la importancia relativa de las 4 fuerzas sin reconocer que esa importancia puede variar mucho entre abundancia y riqueza). El análisis económico ha sido criticado por centrarse en procesos de acumulación de riqueza ignorando su distribución, pero ha habido varios intentos serios de extenderlo para tomar en cuenta los conflictos asociados a la distribución. Intentar partir del polo opuesto centrando el análisis en la distribución ignorando su acumulación a esta altura no “parece” la estrategia más adecuada (algunos economistas también han centrado su análisis en la distribución pero de alguna manera se las ingenian para no ignorar completamente la acumulación).

          • Gracias Enrique por estos dos comentarios. Siento no haber captado el asunto exacto sobre el que preguntaba, y sobre él tengo que confesar mi ignorancia. No he mirado en detalle las conclusiones de Straatsma y Egli, y no tengo ni idea de qué es el HHI al que se refiere en el primer comentario. Así que no voy a opinar sobre ello. En cuanto al segundo comentario (y tocando en parte el primero) insisto sobre lo que he respondido en otros comentarios: no hay que tomar el "parecido" entre sistemas económicos y naturales como algo que tenga un gran peso específico sino como algo que ha estimulado las reflexiones de los autores del artículo. Reflexiones que van en el sentido que indica, pero con un matiz: no proponen (o no entiendo yo que propongan) que ambas desigualdades se puedan explicar por las mismas "fuerzas" o "factores", sino, al revés, que hay "fuerzas" que intervienen en ambos procesos, naturales y económicos, y que conducen a desigualdades parecida, pero no iguales. Y no pueden ser iguales porque como es lógico hay otros factores que intervienen de manera diferente en uno y otro caso, y que originan las diferencias. Por supuesto, son modelos muy simples: no se puede hacer modelos extremadamente precisos cuando se intenta cubrir una clase muy grande de fenómenos y entender sólo algunas características estilizadas, no el detalle fino. Admito que esta es una aproximación de físico a los problemas: siempre intentamos entender las cosas desde un punto de vista muy general (cuántas discusiones con biólogos me trae esto a la cabeza, los físicos preocupados por ejemplo de todos los animales mientras que los biólogos están habitualmente preocupados del Bichitus specificus, que siempre tiene cosas que no son bien descritas por los modelos físicos). Cuánto de útil sea este trabajo para describir problemas económicos concretos está por ver, pero insisto en mi otro tema de este post: si modelos puramente aleatorios pueden describir distribuciones observadas, no se pueden excluir como causa de la observación porque sean extremadamente simples; habrá que ver si conducen a otras predicciones que se puedan falsear con nuevas observaciones o experimentos.

  • Desde el Neolítico la riqueza relativa no ha aumentado para los que la disfrutan en la parte alta de las sociedades, HA DISMINUIDO. P.ej. Cierto Octavio emperador romano dominaba el solo el 35 % del PIB mundial. Hoy ese % es notablemente inferior, (veanse cualquiera de los post de este blog al respeto.) La desigualdad, históricamente, esta disminuyendo. Otra cosa es que en cierta periodos regresivos (pe. 1980-¿?) vuelva a aumentar. Esto, creo, es incontestable.

    Cierto, en espacios limitados es mucho más difícil encontrar grandes desigualdades. No solo sucede dentro de una misma especie dominante en la naturaleza, sino también YA sucede en espacios humanaos limitados: los socios de muchas empresas y su reparto societario de acciones (p.ej, el Banco Santander), los socios de todas las cooperativas, y en las familias. Que los países, o las uniones de países, sean unidades económicas y espaciales más grandes sólo hace, lamentable y perjudicialmente eso si, retrasar la igualación social.
    Un saludo,

  • Enhorabuena por el artículo, Anxo.

    Me ha parecido muy interesante y, al contrario de lo que se ha comentado anteriormente, en ningún momento me ha parecido que se haya justificado en él la existencia de la desigualdad.

    Tengo curiosidad respecto a una afirmación: "De hecho, desde que la desigualdad emergió, probablemente en el Neolítico..." y quisiera saber si hay algún "paper" en el que se hable de esto o, por lo menos, saber en qué sentido va esta idea.

    Muchas gracias.

    • Gracias Marina. La emergencia de la desigualdad es algo que está muy mal entendido desde un punto de vista evolutivo/histórico. De hecho en la especie humana hay dos transiciones en sentido inverso: primero eramos como la mayoría de los primates, estábamos organizados en grupos de decenas de individuos con un mayor o menor grado de jerarquía o rango. Luego, en algún momento del Paleolítico inferior, que dada su duración es tanto como decir nada, pasamos a estar organizados en grupos mucho más igualitarios, como la mayoría de sociedades de cazadores-recolectores que han sobrevivido hasta hoy; y luego, en una segunda transición, volvimos a ser jerárquicos pero además nos hicimos jerárquicos y desiguales hasta el extremo, dando lugar a las sociedades actuales. Cómo ocurrieron esos procesos, es una completa incógnita... que a mí me interesa mucho, y de hecho hay una persona empezando su tesis conmigo sobre esto. Hay muchísimos trabajos publicados pero nada realmente definitivo, e ideas que yo pensaba que estaban bien establecidas, como que la aparición de la sociedad moderna en el Neolítico se debía a la agricultura, se están descartando últimamente. Así que ya ves, tema de investigación candente! Gracias de nuevo

      • Hola!
        Me parece muy interesante el tema.
        Si puedes hacer referencia (ahora o en un futuro) a las investigaciones sobre la materia en cuestión te lo agradecería.
        un saludo y gracias!

  • Anxo:

    A raíz de su opinión sobre Taleb, ya ha dejado claro en otro hilo que no le interesa comentar aquí sus libros, por motivos que no me atrevo a enjuiciar.

    No obstante, sí me atrevo a proponerle, teniendo en cuenta que usted es científico, pero no economista, y por ello acaso más inmune al fatal sesgo de pertenencia de la mayoría de los colabradores de este foro, que comente otras obras que "desde fuera" crítican la economía ortodoxa.

    Por ejemplo: "The Misbehavior of Markets", de Mandelbrot.

    Creo que este foro no transmite a sus lectores (alguno de ellos quizá un tanto ingenuos y desavisados, a juzgar por ciertos comentarios que hay que leer) el valor real de la estimación que merece la economía ortodoxa desde otros ámbitos del saber humano.

    Por lo que yo puedo deducir de mis lecturas y del trato personal con personas cultas, dicha estimación, si ya estuvo sembrada de dudas en la época "dorada" de la disciplina, desde 2008 ha caído a niveles parejos a los que pueda experimentar la astrología.

    • Gracias, Jaime, pues si de Taleb no quiero ni hablar, de Mandelbrot ni le digo. Tuve la suerte o la desgracia de conocerle en persona y realmente no lo disfruté, todo lo contrario (hace poco había una foto en twitter de ese encuentro). Es una persona que tuvo una idea muy buena, en la que fue encajando conceptos que ya habían inventado otros hacía muchos años, y luego dedicó su vida a defender que era muy listo y que él había inventado todo lo que tuviera lejanamente que ver con fractales (tengo experiencia investigando en el tema, sé de lo que hablo). Y de mercados sabía razonablemente poco, como yo, y como la mayoría (no todos, siempre hay excepciones honrosas) de físicos y matemáticos que miran a la economía.

      obviamente, este foro transmite a sus lectores lo que los que escriben en él quieren, faltaría más, pero vamos a la cuestión que plantea: En cuanto al valor que a gente de otras disciplinas le pueda merecer la economía, no seré yo quién defienda la economía "ortodoxa" por llamarle de alguna manera, pero tampoco quién la menosprecie. Es muy fácil criticar desde fuera de una disciplina, y lo digo por experiencia, pero criticar constructivamente y proponer mejoras exige conocerla con cierta profundidad, cosa que muchos críticos no hacen. Pensemos además que la economía, como la sociología, son ciencias muy amplias, con muchos campos casi independientes, y que hablar de la estimación que la gente tenga de la economía es, como mínimo, vago.

      • Gracias por su respuesta.

        Lo de Mandelbrot era sólo un ejemplo. No he leído ese libro. Ciertamente, no me resisto a creer que de mercados financieros sabía poco. La cuestión es si hay alguien que sepa, incluidos los economistas.

        No estoy de acuerdo con su rechazo implícito de la crítica destructiva. ¿Que la constructiva es más valiosa? Por supuesto, pero eso no puede servir como coartada para proteger una disciplina de la crítica destructiva, que es fundamental en ciencia. No podemos abrazar una teoría que sabemos falsa sólo porque no dispongamos de una verdadera.

        Tenga en cuenta que, puesto que la crítica destructiva es más fácil que la constructiva y puede incluso ser hecha por legos (basta comparar lo predicho con lo observado, y la observación en ciencias sociales, al contrario de lo que ocurre en la física de partículas, no es demasiado difícil), a los escolásticos de todo tiempo y lugar les ha interesado falazmente presentarla como intelectualmente reprobable. E incluso como moralmente reprobable.

        No se deje caer en esa trampa...

        • Cuando hablo de crítica constructiva, me refiero a la que dice "esto está mal, por este y este motivos, y para intentar resolver el problema propongo hacer esto y esto otro". Eso no tiene nada que ver con "abrazar una teoría que sabemos falsa" (suponiendo que toda la economía se pueda encerrar en una "teoría"). La contraposición es con la crítica destructiva que se limita a afirmar "esto es una estupidez y los que lo hacen unos idiotas" que sí, me parece intelectualmente reprobable. En cuanto a la observación en ciencias sociales, tampoco es tan fácil; es muy difícil aislar el efecto que uno predice que se ha de observar de otras causas que lo pueden estar originando, e incluso la propia manera de observar condiciona (acabo de tener una discusión con unos revisores sobre si la manera de preguntar a la gente por sus amigos condiciona cómo organizan sus amistades o no que daría para otro post). Ninguna ciencia es fácil si se intenta hacer honradamente.

          • La ciencia no es sólo observación, y por eso no es fácil. Pero la observación (que es suficiente para refutar teorias) sí puede ser escandalosamente fácil. En ciencias sociales lo es particularmente, a menos, naturalmente, que uno viva fuera de la sociedad. Que el precio de la vivienda sube o baja, que el salario ofrecido por un determinado trabajo cae o aumenta, son cosas cuyo conocimiento está al alcance de cualquiera.

            Observe que negar lo anterior equivaldría, precisamente, a negar la misma definición de economía como ciencia que estudia acontecimientos humanos, y no cualesquiera, sino precisamente los de manifestación cotidiana. Una economía que estudiara hechos como la existencia del bosón de Higgs o del primer número par que no es la suma de dos primos, inaccesibles a la experiencia humana común, sería cualquier cosa menos lo que razonablemente entendemos por economía.

            Esta distinción entre ciencias de falsación fácil (en general, las que estudian hechos humanos) y ciencias de falsación difícil no es en absoluto baladí.

            Ante el fracaso de la economía ortodoxa, se observa ya como muchos escolásticos se refugian en el último parapeto, que es el de la NEGACIÓN DE LA EVIDENCIA. Cada vez oiremos más frases como: "sí, ya sabemos que usted cree que ahora debe dedicar una fracción mayor de su sueldo a disponer de vivienda, pero, mire, en realidad está equivocado, su juicio es ignorante y le engaña, sólo nosotros tenemos medios para medir adecuadamente esa variable, etc.".

            • A lo único que voy a responder de su comentario es a su insistencia de que en las ciencias sociales la observación es particularmente fácil. Puede que para algunas cosas lo sea, pero para muchas otras (y tenga en cuenta que las ciencias sociales son mucho más que la economía) no lo es para nada. A veces ni siquiera se sabe cuál es la manera correcta de medir algo (ejemplo, el PIB, que como se ha hablado en este blog es un constructo arbitrario). No le digo nada de otras cosas importantes, como por ejemplo, cómo observar la centralidad betweenness de un banco en la red de préstamo interbancario. Y esa magnitud puede determinar la estabilidad del sistema bancario mucho más que su hoja de balance, que puede ser más observable. En fin, que yo desde luego no creo que observar para contrastar con teorías de manera rigurosa sea fácil en ningún campo.

  • Anxo, dados los comentarios de otros lectores, me permito recomendar algunos libros recientes.

    Primero, el libro de Sowell

    https://www.basicbooks.com/titles/thomas-sowell/discrimination-and-disparities/9781541645622/

    cuyo primer párrafo termina con esta idea con la que concuerdo plenamente

    "But, whatever the particular explanation offered [for differences in outcomes among individuals, groups, institutions, and nations], there seems to be general agreement that the disparities found in the real world differ greatly from what might be expected by random chance."

  • Segundo, el libro de Kaplan y Marsh

    https://www.penguinrandomhouse.com/books/552926/how-luck-happens-by-janice-kaplan-and-barnaby-marsh/9781101986394/

    cuyo prefacio concluye con estas líneas

    "We found that it wasn't magic or serendipity or rubbing horseshoes that could make Cassie lucky --it was knowing the right steps to take. So come and join us on our thrilling journey of discovery."

    Sí, algunos dirán que ya conocen esas recetas, pero no está demás volver a repasarlas --como siempre que volvemos sobre algo que creemos haber aprendido bien, nos damos cuenta que algo perdimos, o mejor dicho, que algo aprendimos desde la última vez que reflexionamos sobre algo o leemos algo.

    • Que el azar este en el origen (material) de la desigualdad (espacios, tiempos y recursos disponibles disintos), efectivamente no le va a librar a Cassie, o a cualquier otro,-Elon Musk, A. Ortega, Carlos Slim, Amazon, etc-.. de seguir los pasos correctos más productivos y eficientes en cuanto a resultados. Del trabajo y esfuerzo sale todo pero ANTES de él, en la materia,en el inicio, en la estructura natural, solo hubo y hay azar,aleatoriedad, ruido... La desigualdad económica final de individuos, grupos y paises, producto de azar y trabajo es socialmente corregible-la evidencia histórica lo demuestra- pero ese es otro asunto.

  • Tercero, el libro de Sebastian Abbot

    http://books.wwnorton.com/books/The-Away-Game/

    que nos recuerda algo fundamental en nuestras vidas cuando dice en el prólogo:

    "Knowing exactly what to look for was also a challenge. The process was more art than science. Science can easily tell you whether you've found gold or diamonds, but the answers are much less definitive in Colomer's line of work. Experts have long relied on intuition drawn from years of experience rather than hard data, although that is slowly shifting. Either way, it can take years to reveal whether you actually found what you were looking for."

    Aunque el libro se centra en la experiencia de Josep Colomer (sí, el ex-socio de Sandro Rossell--sí, el ex-presidente del Barsa) cuya profesión por años ha sido la búsqueda de jóvenes talentos del fútbol. Esta búsqueda ha cambiado muchísimo y seguramente lo mismo puede decirse de la búsqueda de talentos en otras profesiones. Algunos dirán la suerte de tener talento, pero tras las historias de los pocos que han tenido éxito se esconden procesos sociales de búsqueda de jóvenes talentos que todavía están lejos de ser conocidos.

  • Cuarto, el libro de David Reich (https://reich.hms.harvard.edu)

    https://global.oup.com/ukhe/product/who-we-are-and-how-we-got-here-9780198821250?cc=cl&lang=en&

    que retoma el desafío que Cavalli-Sforza planteara sobre la utilidad de la genética para el estudio del pasado de la humanidad pero usando los conocimientos adquiridos en los últimos 25 años.

    Aunque recién publicado, el libro ya ha dado motivo a una gran controversia, en parte generada por el mismo autor en artículo publicado en NYT días atrás (ver
    https://www.nytimes.com/2018/03/23/opinion/sunday/genetics-race.html )
    y en donde dice

    "This is why knowledgeable scientists must speak out. If we abstain from
    laying out a rational framework for discussing differences among
    populations, we risk losing the trust of the public and we actively contribute
    to the distrust of expertise that is now so prevalent. We leave a vacuum that
    gets filled by pseudoscience, an outcome that is far worse than anything we
    could achieve by talking openly."

    Ya se pueden encontrar en Internet reseñas de su libro y críticas a su posición.

    En todo caso, jamás entenderemos las diferencias de que habla Sowell en el libro antes mencionado si no entendemos primero la base genética de las diferencias entre humanos. Y tampoco entenderemos por qué los intentos de abstracción como en la investigación referida en el post de Anxo difícilmente vayan a ayudar a entender las diferencias en riqueza.

  • La riqueza sigue la distribución de Maxwell-Boltzmann, que vale para casi todo

Los comentarios están cerrados.