¿Crecimiento sin empleo?

Esperemos que los líderes europeos hayan acertado esta vez con la tecla adecuada para que las medidas que se están discutiendo estos días en las reuniones de Bruselas supongan un punto de inflexión en la interminable crisis económica en Europa. Pero incluso si logran el efecto deseado, el camino hasta que el crecimiento económico se refleje en una reducción sustancial de la tasa de paro puede ser muy largo. La evidencia acumulada en algunos países apunta a que las salidas de las recesiones se han ido haciendo progresivamente menos intensivas en empleo de lo que eran en el pasado reciente. Las causas de este cambio de patrón son diversas, y todavía insuficientemente conocidas, pero algunas de ellas están presentes en nuestra economía con lo que la posibilidad de una recuperación sin –o con poco- empleo es un riesgo especialmente preocupante en España.

La relación entre crecimiento y creación de empleo y las de estas con otras variables del mercado de trabajo dependen de muchos factores y varían entre países y ciclos económicos. Como han mostrado recientemente, entre otros, Gali y Gambetti estas correlaciones han evolucionado a lo largo del tiempo, lo que puede atribuirse a cambios en el marco regulatorio en el mercado laboral, en la estructura productiva de los países, o a factores más generales como la profundización financiera o la globalización. El estudio de estas regularidades estadísticas es importante porque proporciona un banco de pruebas para el contraste de modelos macroeconómicos alternativos de los que extraer conclusiones de política económica. Pero de ellas, hay una que tiene todavía una implicación más inmediata para la situación de crisis de desempleo en que nos encontramos. Gordon describe una diferencia fundamental entre la salida de las tres últimas recesiones en Estados Unidos en comparación con las anteriores a 1990. En las más recientes la recuperación se ha plasmado en un notable crecimiento de la productividad, con un efecto mínimo sobre la creación de empleo. Las explicaciones que se han dado a estas “jobless recoveries”, que ya habían sido documentadas por muchos observadores, son diversas. Algunos piensan que el empleo crece poco porque las recuperaciones son en sí mismas muy débiles. Este puede ser el caso de la situación actual debido al excesivo crecimiento de algunos sectores antes de la crisis financiera misma. Si a eso añadimos la respuesta de la inversión, que en una recuperación en la que el crédito es escaso se destina más a financiar circulante que a la apertura de nuevos puestos de trabajo, y la necesidad de las familias de reducir el consumo para controlar su endeudamiento, nos queda sólo el sector exterior como fuente de estímulo de la demanda. Pero además el aumento del empleo por unidad de crecimiento del PIB se ha moderado sustancialmente y las recesiones parecen haber sido aprovechadas por muchas empresas para adelgazar sus plantillas en busca de ganancias de eficiencia y productividad, estrategia que se mantiene durante las primeras fases de la recuperación en detrimento de la creación de nuevos puestos de trabajo.

¿Y en España? Hay dos características del mercado de trabajo que resultan cruciales para entender la capacidad de crear empleo en nuestra economía. En primer lugar, el número de horas trabajadas por empleado en nuestro país es superior al observado en la mayoría de las economías avanzadas ya que somos uno de los países que menos ha progresado en la reducción de la jornada laboral desde 1950 -INSEE. Esto es seguramente debido a una combinación de factores que tienen que ver con nuestro modelo productivo y la regulación laboral como la escasa incidencia del empleo a tiempo parcial, una reducida productividad que se refleja en un salario hora igualmente reducido y los elevados costes de creación de empresas, contratación y despido en segmentos importantes de nuestro mercado de trabajo. Esta dificultad estructural para crear empleos a buen ritmo se ha agudizado durante la crisis. Nuestra economía comparte con Irlanda y Estados Unidos el dudoso honor de estar entre las que más input trabajo –horas totales- han destruido por unidad de caída del PIB durante la recesión de 2008-2009. Además la distribución de esta caída presenta en España un balance particularmente desfavorable ya que mientras que la reducción total de horas trabajadas se repartió equilibradamente entre caída en el empleo -margen extensivo- y en las horas por trabajador -margen intensivo- en otros países afectados por la crisis inmobiliaria, en nuestro caso las horas por empleado incluso han repuntado ligeramente lo que ha hecho más intensa si cabe la pérdida de puestos de trabajo –Ohanian y Raffo y OCDE.

Estas características hacen relevantes para la economía española, las implicaciones de las “recuperaciones sin empleo” que se han dado en otros países. Si sucede como en ellos, cuando llegue la recuperación del PIB en la economía española no se terminarán nuestros problemas y será necesario tomar medidas específicas para que venga acompañada de un aumento en el input trabajo y que este se dirija fundamentalmente al margen extensivo, permitiendo una reducción del intensivo como mínimo en línea con el que ha tenido lugar en otros países europeos. Y esa es una de las funciones primordiales de las reformas laborales. Por supuesto, el reparto del trabajo como imposición no resuelve el problema dado que si viene acompañada por el aumento de salario hora reducirá la demanda de trabajo y en caso contrario sería poco atractiva para los trabajadores, como muestra la infrautilización de las fórmulas de contrato a tiempo parcial actualmente en vigor –también penalizadas por la extraordinaria flexibilidad en la contratación temporal.

Aquí es donde una reforma laboral eficaz puede tener un efecto significativo. En un trabajo reciente, conjunto con J. Boscá, R. Doménech y J. Ferri estudiábamos precisamente esta cuestión en un escenario de hipotético crecimiento de la economía española basado en factores distintos de los que hemos disfrutado años atrás. En concreto comparábamos la capacidad de creación de empleo de dos sendas de crecimiento similares en términos cuantitativos –un 3 por ciento anual del PIB- la primera de ellas resultado de una reducción sustancial del tipo de interés con el consiguiente aumento de la demanda interna emulando el promedio de los años 1995-2007, y la segunda basada en el aumento de la productividad total de los factores, consecuencia de un hipotético cambio en el modelo productivo. La tasa de creación de empleo asociada al nuevo modelo productivo resulta, de acuerdo con estas simulaciones, muy modesta en comparación con la observada en el periodo anterior a la crisis, a no ser que venga acompañada de una serie de reformas laborales dirigidas a reducir el coste de abrir vacantes, mejorar la eficiencia de las políticas pasivas y activas de empleo, y acompasar el crecimiento salarial al de la productividad en la empresa. La función fundamental de estas reformas es alterar el incentivo de empresas en favor de la apertura de nuevas vacantes, con una progresiva reducción de la jornada laboral. Esta moderación del margen intensivo sería el resultado de un doble efecto; por una parte trabajadores y empresas encuentran óptimo dedicar parte de las ganancias de productividad y salariales a la reducción de la jornada laboral, y por otra las empresas ven aumentar el beneficio esperado de sus vacantes y con ello del margen extensivo y del empleo.

Los críticos de las reformas laborales argumentan que lo único que crea empleo es el crecimiento económico. Unos mercados que funcionen de una manera eficiente son a una economía lo que el ejercicio físico y la dieta saludable a nuestro sistema inmunológico: mitigan el efecto de los shocks negativos y facilitan la recuperación cuando estos tienen lugar. Esto es particularmente cierto para el mercado de trabajo y el empleo. Pero ante el riesgo de una recuperación débil y que resultase poco intensiva en creación de puestos de trabajo la reforma adecuada de las políticas de formación y de la normativa de contratación y negociación salarial puede además surtir efectos relativamente rápidos al inclinar el fiel de la balanza en favor de la creación de nuevos puestos de trabajo frente a la tentación de intensificar la utilización de la mano de obra ocupada. Para quienes siguen sin encontrar buenas razones para acometer estas reformas en profundidad, aquí tienen otra más.

Hay 40 comentarios
    • José Jarauta
      Gracias por el documento. Contiene una visión bastante completa del tema que discuto en el post.
      No lo he leído detalladamente pero mi impresión es que aunque la descripción es muy útil y acertada, se queda corto a la hora de hablar de políticas. No creo que todo pueda centrarse en estímulos si o estímulos no, o en problemas de ajuste cambiario. Con ser importante eso no va al punto central de lo que podemos experimentar en los próximos años. Incluso aunque esta sea la solución al crecimiento sigue el problema de cómo convertir eso en un aumento significativo del número de puestos de trabajo.

  • A largo plazo creo que el problema que deberemos resolver es el de la distribución de la renta ya que el del empleo puede ser una batalla perdida. La cuestión sera: ¿Hasta que punto puede una sociedad redistribuir la renta sin erosionar el sistema de incentivos que la sustenta?
    Los avances técnicos van a ir reduciendo de forma continuada el número de trabajadores necesarios en el ámbito de los bienes comercializables, especialmente en las manufacturas. Esta reducción del empleo puede compensarse temporalmente por el aumento del empleo en los servicios públicos o asimilados, pero hay un momento en que el sistema se muestra inviable.
    Sin las cargas a las que frecuentemente alude Manu Oquendo, las rentas de las actividades no protegidas por el paraguas público crecerían de forma continuada, las del resto caerían y, en la medida en que este ajuste sea insuficiente, se generaría desempleo. De esta forma el actual sistema económico se convierte en un medio para canalizar rentas desde las actividades productivas hacia las que no lo son sin que las primeras lo noten demasiado. Si se les dijera claramente que sus rentas tendrán una merma de 2/3 -y NECESARIAMENTE creciente para mantener el sistema- probablemente se rebelarían, sin embargo si se les marea en un mar de tasas, inspecciones e impuestos salpimentados de prestaciones y servicios su aceptación es mayor.
    Sin embargo, cada vez hay más voces críticas entre los que sostienen el sistema, aunque cada vez son menos su poder es cada vez mayor, por lo que es posible que el sistema actual tenga los días contados si no se reconduce la situación en un nuevo pacto social que aborde cuestiones que hasta ahora parecían intocables como el estado del bienestar o la libertad internacional de movimientos de productos y factores productivos.

    • Fede
      Estoy de acuerdo que al final la distribución de la renta es muy importante, pero esta va a ir necesariamente ligada al empleo, a su cantidad, su calidad y a quien lo tiene y quien no. Es cierto que hay que repensar el sistema de incentivos pero creo que en la situación actual la gente que está desempleada quiere en su mayoría trabajar. Puede que en un momento de expansión, como el que hemos vivido, la existencia de dos millones de desempleados suscitara dudas razonables sobre la voluntad de encontrar un empleo por parte de algunos. Sin embargo hoy día veo más un problema genuino de (escasez de) demanda de trabajo dado el parón de la actividad económica. Y es importante, para que el sistema de distribución pueda mantenerse de una forma equitativa y para que podamos mantener el estado del bienestar -seguramente reformado-, que el mayor número de gente posible partícipe de la recuperación cuando llegue. Y que participe en actividades productivas.
      Es cierto que esto no puede hacerse de forma artificial, por eso debe hacerse compatible con la eficiencia y la elección autónoma de empresas y trabajadores. Creo que en otros países se ha conseguido avanzar bastante en esa dirección y no veo porque aquí no puede ser así.

  • Creo que hay un problema de base. Si mantenemos constante el tiempo trabajado y la productividad se incrementa a mayor tasa que la demanda, necesariamente "caben" menos trabajadores en el sistema y el paro estructural crece.

    Por lo tanto, sería necesario un incremento de la demanda (algo casi imposible en la situación actual) o una reducción del tiempo trabajado. Esta reducción podría tener lugar por un incremento de los contratos a tiempo parcial, que en otros países (Holanda, por ejemplo) son mucho más frecuentes (al fin y al cabo las preferencias renta-ocio varían entre individuos) o, de un modo "más anticuado", decretando fines de semana de tres días (con la consiguiente reducción de salarios).

    En cualquier caso, el problema del desempleo parece estructural, no conyuntural.

    En línea con lo que decía Fede, ¿no sería más lógico que, en lugar de una merma de 2/3, se trabajase 1/3 del tiempo sin merma (y trabajse el tripe de gente)?

    • Vi
      El incremento de la productividad no trae consigo desempleo. La primera ha crecido constantemente a una tasa significativa durante los últimos cien años y el desempleo en el mundo no lo ha hecho. Es cierto que hay reajustes que pueden provocar caídas del empleo en algunas industrias/regiones y aumentos en otras. De hecho es en los países emergentes en los que la productividad está aumentando más y en donde el empleo también lo hace. El aumento de la productividad (total de los factores) no sólo no es malo sino que es muy deseable. La productividad en España ha caído en los últimos quince años y nuestro desempleo es el más elevado de la OCDE.
      Si como remedio propones algo parecido a un reparto del trabajo reduciendo la jornada laboral pero manteniendo el salario total (es decir aumentando el salario hora) creo que eso daría lugar justo a lo opuesto de lo que pretendes. Un aumento del coste salarial es el peor remedio para una recuperación débil en empleo. Se crearían todavía menos puestos de trabajo.

  • Javier, es muy interesante tu entrada y estoy esencialmente de acuerdo con las ideas que apuntas. Sin embargo, me gustaría que me aclararas un par de puntos.

    En la entrada se aboga por sustituir el exceso de jornada laboral de los que tienen trabajo, por un contrato de trabajo (que tendría que ser necesariamente a tiempo parcial en la mayoría de los casos) para otros que de otro modo seguirían desempleados. Esto, sin que le salga más caro al empresario y que sea atractivo para el trabajador. El problema que veo es doble:

    Por un lado, que hay numerosos casos en los que el alargamiento excesivo de jornada se la autoimpone el trabajador por diversos motivos (usos y costumbres, presión del patrón, el qué dirán, mala organización del trabajo propio, etc...)... en sectores de oficina, poco sindicalizados, y/o donde en definitiva no se pagan horas extra, este alargamiento de jornada, productivo o no, LE SALE GRATIS AL EMPRESARIO. ¿Qué incentivos tendría el empresario para sustituir estar horas gratuitas por un contrato a otro trabajador?

    Por otro lado, puesto que cubrir estos "excesos de jornada" conllevaría sobre todo contratos a tiempo parcial, y no se desea que aumente el coste/hr para el empresario, ¿qué incentivos tendría para la mayoría de trabajadores optar a este tipo de puestos, con "remuneración parcial"? (Obviamente serían mejores que estar desempleados, pero son puestos que sólo se adaptarían a auténticos demandantes de empleo parcial... ¿hay estimaciones sobre la demanda potencial de empleos a tiempo parcial en España?

    Gracias y un saludo.

    • Ender
      No, en ningún caso abogo por nada parecido al reparto de trabajo como he comentado a Vi. Creo que el aumento de la productividad y unas instituciones en el mercado de trabajo más eficientes –como las que se proponen en las diferentes propuestas de FEDEA- favorecerían que la empresa y el trabajador optaran óptimamente por reducir la jornada paulatinamente y las empresas por utilizar menos las horas extraordinarias.

      Si la productividad hora es más alta la empresa puede encontrar más atractivo que el trabajador trabaje menos horas y contratar a más empleados porque podrá repartir mejor los costes fijos del empleo. Pero para eso esos costes fijos también tienen que ser menores. Por otra parte el trabajador también lo encontraría atractivo ya que con mayor productividad hora el salario hora también aumentaría y podría sustituir trabajo por ocio. Por supuesto un contrato de trabajo a tiempo parcial bien diseñado ayudaría también a conseguir este objetivo como en el caso de Holanda.

  • Fede,
    Tu entrada me parece sugerente y oportuna. Hablar de empleo sin hablar de redistribución de renta es como definir la luz sin mencionar la oscuridad (o viceversa). Es significativo que empiecen a aparecer, en este blog y en otras partes, referencias a un nuevo "contrato social". Creo que esto no es nada off-Topic respecto a la excelente entrada de Javier.
    Pero como todo texto sugerente, deja abiertos dos conceptos que pareces usar de forma antagónica, pero cuyas fronteras no son tan nítidas como para ello. Me refiero al par de conceptos "actividades protegidas por el paraguas público" y "actividades productivas". Si concebimos un mundo en blanco y negro en el que el bienestar sólo se mide por el valor ACTUAL de mercado de los bienes y servicios, entonces la dialéctica del productor y el parásito nos lleva a una concepción estrecha del mercado de trabajo y del sistema económico. La persona que cuida a su madre genera tanto o más "valor añadido" que si estuviese trabajando de cajero en un supermercado. Versión castiza: “trabajo sobra, lo que hace falta es que alguien lo pague”.
    Dicho esto, yo también creo que parásitos, como las meigas, "haylos"; pero están a ambos lados de la línea que separa las actividades "productivas" del resto. Por supuesto que hemos tenido que montar un sistema redistributivo adaptativo a la evolución del sistema "distributivo". Pero no todo ese sistema es tan ineficiente.
    Ya que me he lanzado y para terminar, al hilo de la reciente entrada de Cabrales sobre redistribución, algunos comentarios sugieren una evolución endógena de la redistribución marcada por los vagos y los incentivos a serlo. Por supuesto que los incentivos importan, pero también la Macroeconomía importa. Por eso, también podríamos ver la redistribución de renta como un continuo parcheo que el "sistema" tiene que hacer para mantenerse en pie. El resultado tiene luces y sombras, no sólo sombras. Podemos elegir donde gravar (trabajo u otras cosas) pero no cuánto. La búsqueda de un sistema de incentivos perfecto que haga que el sistema funcione por sí solo es tan utópica como el igualitarismo.

    • Jorge Bielsa
      Estoy muy de acuerdo con tu planteamiento. El concepto de actividad productiva es muy difuso. Conforme va aumentando nuestra renta tenemos necesidades que antes no teníamos, y no todas ellas innecesarias o de lujos, sino de mejora de nuestra calidad de vida y de quienes nos rodean. Por ello creo que la idea de que el crecimiento de la productividad destruye empleos es errónea. Cambia la estructura del empleo seguramente pero genera nuevas demandas que se tienen que satisfacer creando otros empleos
      El problema en España es que estamos a mitad de camino tenemos una productividad por hora baja, pero unas aspiraciones de vida (de salario los trabajadores y de beneficios las empresas) que nos llevan a explotar el margen intensivo, y nuestro marco laboral se ha adaptado a ello creando una enorme dualidad –entre empleados y parados, entre contratos indefinidos y temporales, etc. Por eso incluso un cambio del modelo de crecimiento que nos haga más productivos no será suficiente para mejorar el empleo y la distribución a no ser que nos lo montemos para hacer atractiva para unos y para otros una reducción paulatina de la jornada laboral al menos como ha sucedido en otros países.

  • Pues miren, siguen sin convencerme de que con sus reformas del mercado laboral vaya a haber ninguna solución. A veces hay que salir del despacho y entonces el que trabaja les quitará la venda.

  • Mientras se pueda cobrar en torno al 70- 60% de la base reguladora en concepto de prestación por desempleo durante meses y hasta dos años de duración máxima, sinceramente, veo muy difícil incentivar la contratación a tiempo parcial en este país.

    Yo, desde luego, tengo claro que me quedaría en casa, aunque pudiera compatibilizar ambos conceptos (porcentaje de prestación y empleo a tiempo parcial) ya que no me compensaría esforzarme para obtener algo que ya tengo "gratis" y sin tener que aportar nada a cambio: una cobertura por desempleo superior, en algunos casos, a salarios que cobran otros trabajadores contratados a tiempo completo y durante un período de tiempo de una extensión en mi opinión absurda.

    • Pablo
      Desde luego hay incentivos erróneos a la búsqueda de empleo, pero como comentaba a Fede creo que con cinco millones de parados la falta de incentivos a la búsqueda ese no parece hoy por hoy el principal problema. Hay que reformar las políticas pasivas pero además es preciso fomentar la creación de nuevos empleos incluso con tasas de crecimiento del PIB modestas.

  • Muy buena entrada, toca un tema muy importante para el futuro, y, como bien se dice en otros comentarios, muy relacionada con el artículo de Cabrales reciente sobre la suerte, el esfuerzo y la redistribución

    Efectivamente, el siglo XX en los países desarrollados ha sido testigo de ese fenómeno de la re-distribución de la riqueza desde el sector manufacturero hacia los servicios, con un peso muy importante del sector público en el proceso. Esto ha evitado una masa inmensa de "superfluos" tal y como había vaticinado Marx, e hizo "emocionalmente" sostenible el sistema frente a otras alternativas de redistribución "salvaje"

    Todo lo anterior se ha roto con la globalización o deslocalización masiva de la producción industrial, y la actual crisis puede resumirse como la consecuencia del desacoplamiento de los (individuos) productores y consumidores, éstos últimos han podido mantener la ficción de "riqueza" gracias al crédito (una vez muerto el "fordismo" que no ha llegado a los emergentes). Todo eso se ha terminado ya

    La globalización ha acelerado una dinámica que ya estaba presente y es el de la automatización generalizada, tanto del sector industrial como del sector servicios (agencias de viajes virtuales, ventas on-line, banca por internet, cloud computing, etc...). Ahora el impacto de la automatización también va a llegar a los emergentes, y es que, por ejemplo, Foxconn el fabricante de los productos de Apple, tiene intención de instalar 1 millón de robots para eliminar mano de obra, y es que las oleadas de suicidios de chinos (decenas) en sus factorías les están dando "mala imagen"

    Señores, hay que plantearse qué va a hacer la sociedad con la inmensa cantidad de "superfluos" que las inmensas ganancias de productivdad han generado, y pienso que la respuesta no es volver a la dinámica medieval de las "limosnas". La Ilustración, con el fin de los sistemas sociales estamentales basados en justificaciones trascendentes, elevó las expectativas del Hombre en la búsqueda nada más y nada menos de la "felicidad", y sin el sostenimiento emocional de la estructura social sólo queda la "Mutual Assured Destruction"

    • DFC
      Comparto en parte el análisis de las consecuencias de la globalización, pero no creo que la automatización vaya a tener esos efectos negativos sobre el empleo. Alguien tendrá que fabricar esos robots, mantenerlos, etc. Las ganancias de productividad han sido permanentes y a tasas muy elevadas, incluso más que las actuales en los países avanzados en periodos en los que el empleo ha seguido creciendo. Hace cuatro años teníamos tasas de desempleo muy bajas y la automatización ya había avanzado mucho. Lo que los países desarrollados tienen que hacer es recuperar competitividad para equilibrar la balanza de la globalización. No hay otro remedio mágico, ni frenar el progreso, ni el proteccionismo, ni nada parecido. Y para eso las reformas son muy importantes.

  • Si con el tamaño actual del estado las cosas van como van, trayendo al presente la deuda futura (puro gasto corriente a fin de cuentas) veremos de forma cartesiana su naturaleza inviable y lo lógico es decir lo que el artículo de Javier Andrés dice “Necesitamos políticas para navegar escenarios sin crecimiento y con gran desempleo”. Peor: Va a venir la segunda ola, la del desempleo público y es inevitable. No es coincidencia que esto se escriba al tiempo de los artículos de A. Cabrales y L. Garicano. Estamos cerca de un punto de inflexión.
    Me han gustado también otros comentarios. El que dice que "trabajo hay de sobra, lo difícil es encontrar quien pague por él" o el más clásico de DFC son demoledores.

    Cada vez parece más claro que la macroeconomía lleva demasiado tiempo sirviendo a las apariencias y al ciclo electoral. Necesitamos otra disciplina más pedestre para abordar lo que sin duda es "el problema": “Cómo crear un entorno en el que sea atractivo pagar por trabajar”.

    No se puede basar la vida en la redistribución para acallar inviabilidades estructurales. Habrá que resolver algún día y mudar lo que hoy hace todo inviable menos, curiosamente, la naturaleza de los gobiernos y los oligopolios globales que no crean ningún valor económico-social. Es decir, son “cash-cows” en etapa terminal.

    Estamos asistiendo al inicio de un momento social explosivo y con razón. No creo que la complacencia con becerros de oro que están en la raíz de tanto problema humano sea sostenible ni responsable y la caridad redistributiva no puede ser la solución porque realmente lo que se está viviendo es lo que Adolph Wagner en el siglo XIX llamó
    la "ley del gasto estatal creciente". Bueno, pues ya no puede seguir creciendo y algo habrá que hacer.

    Quisiera cerrar con el recuerdo de la fórmula física del trabajo: Fuerza por Distancia por Coseno de Alfa.
    El coseno de alfa es crucial porque hay esfuerzos que resultan en trabajos negativos o nulos debido al coseno. Y nos hemos inflado a crear trabajos que destruyen trabajo.

    Saludos

  • Buena entrada, que liga con uno de mis temas preferidos, la importancia de los "efectos composición en el PIB": no es lo mismo un punto de PIB industrial que un punto de PIB construcción, el PIB generado en la construcción tiene una alta intensidad en empleo (de memoria, creo que es entre el doble y el triple que la industria) y una alta "intensidad" en generación de ingresos públicos.

    Por tanto, no es que haya que sustituir cuatro puntos de PIB de construcción por otros cuatro puntos de PIB industrial para volver a la situación de 2006. Para reemplear en la industria a los parados creados por la caída de la construcción podríamos necesitar más de diez puntos adicionales de PIB industrial; para cubrir el "hueco presupuestario" que la construcción ha dejado, otro tanto. Parte de la urgencia de la situación creo que viene por aquí

    • Luis

      Efectivamente hay un efecto composición como el que señalas muy importante. Pero no es sólo eso. Incluso en los sectores industriales “más productivos” se puede crear más empleo por unidad de producto como sucede en otros países. Por eso las reformas son necesarias para que sustituir un sector intensivo en empleo por otros que lo son menos no sea tan traumático.

  • Parece claro que en un futuro no muy lejano las sociedades occidentales seguirán un modelo “dualizado”, esto es, una minoría de gente muy cualificada, con acceso a los mejores puestos de trabajo y altamente remunerada y una mayoría con cualificaciones medias/bajas con salarios muy bajos( en una primera fase )y sin ningún trabajo después
    (Todo se fabricará en “China”) que sobrevivirá con algún tipo de salario social o renta básica y sin ningún futuro para él/ella ni (caso que estén bastante desesperados para tenerlos) sus descendientes. Este salario social, junto con algún tipo de “soma” bastante barato prevendrán, inicialmente, cualquier tipo de revuelta/”revolución.

    Saludos.

    PS No entiendo la expresión “el coste de abrir vacantes”¿ es un eufemismo para referirse al despido?

    • KEyNES
      Yo no veo así el futuro. Creo que la educación y los avances en el capital humano favorecerán la reducción en la desigualdad y espero que una progresiva reducción en la jornada de trabajo. Pero eso a lo mejor es buen deseo por lo que no insistiré en ello.
      En cuanto al coste de abrir vacantes no es un eufemismo para el despido sino todo lo contrario. Se trata de reducir el coste de crear un nuevo puesto de trabajo. Quizás estoy utilizando con poco cuidado la expresión en inglés (job vacancy).

  • Muy interesante el post, lo que parece claro es que ese escenario de hipotético crecimiento de la economía española basado en el aumento de la productividad por un deseable cambio en el modelo productivo es más probable que el de que la demanda interna resucite con todos los agentes “desapalancándose” durante los próximos años. Este escenario, como comentas, traerá mejoras modestas en los niveles de desempleo. Lo que no termino de ver – también lo comentaba en el post de César Molinas del otro día – es cómo las reformas propuestas (un contrato laboral único con costes de despido crecientes con la antigüedad y la negociación colectiva en el ámbito de la empresa) pueden suponer una importante reducción del “coste de abrir vacantes” que señalas; ¿puedes poner algún enlace a trabajos donde se haya tratado de cuantificar el impacto de esa medida?.

    Estoy muy de acuerdo con tu afirmación de que “en España tenemos una productividad por hora baja, pero unas aspiraciones de vida (de salario los trabajadores y de beneficios las empresas) que nos llevan a explotar el margen intensivo” y lo de hacer atractiva la reducción de jornada laboral, pero tampoco me queda claro cómo propones que se consiga. Muchas gracias.

    • Jarris
      No tengo esa evidencia micro. No es fácil obtenerla porque de las reformas de las que hablamos algunas no se han aplicado en ningún país durante tiempo suficiente y otras, como los distintos sistemas de negociación, no han sufrido cambios muy drásticos que permitan controlar su eficacia. Tenemos más evidencia de corte transversal entre países y sabemos que los que han aplicado ciertas reformas –Holanda, Alemania, Austria, Dinamarca- lo hacen mejor que otros en términos de empleo y de distribución entre el margen intensivo y el extensivo. También está toda la literatura de “shocks versus instituciones” de Blanchard, Nickell, etc, aunque referida al empleo, no tanto a los distintos márgenes.

  • Tres comentarios matutinos.
    1. La observación de J. Andrés acerca del escaso efecto en empleo de la "salida de las últimas crisis" (quizás sería más ajustado decir el "los últimos arranques de los estímulos y las burbujas necesarios para dar la apariencia de salida de crisis") y la cita de Okun a través de Gordon, son dos buenas formas de ayudarnos a caer en la cuenta de que no vivimos ciclos homogéneos sino que la naturaleza subyacente va cambiando. Vivimos un proceso de deterioro progresivo cualitativo y cuantitativo. Es como bajar en canoa un rápido que termina en cascada. La catarata es lo importante, no las olas.

    2. El informe de la OIT del 2011 que trae J. Jarauta muestra que el problema grave de desempleo lo tenemos nosotros, no el resto del mundo. Y que no es un problema nuevo, que viene de atrás. En los 90 la literatura económica ya decía lo mismo: “Ciclos y burbujas aparte, Occidente tiene una línea de desempleo creciente y continua desde el final de los años de oro, los 60”. Llevamos más de treinta años en esa dirección y al deterioro cuantitativo hay que añadir otro más importante, el cualitativo porque los trabajos perdidos son mucho mejores que los que usamos para cubrir su falta.

    3. Ayer decía Bielsa que "Trabajo sobra, lo importante es encontrar quien lo pague"
    Es difícil no estar de acuerdo. A fin de cuentas ya lo explicaba Adam Smith en su libro menos conocido: "Teoría de los sentimientos morales" y precisamente al socaire de su célebre frase de la "mano invisible".
    No lo tengo a mano pero recuerdo que en esa ocasión la "invisible hand" se refería al hecho de que de una forma natural y voluntaria los ricos y el talento son la mejor forma de estímulo económico dado que en menos de tres generaciones y sin violencia terminan compartiendo su riqueza (y su talento) a través de la compra de productos y servicios.

    Realmente no debiéramos rompernos la cabeza cuando nos dan pistas para todo y nos empeñamos en hacer lo contrario. Cui prodest.

    Buenos días

    • Manu Oquendo
      Veo en tu comentario, y en bastantes la verdad, esa idea de que productividad –la PTF por supuesto- y desempleo van de la mano. Y la verdad es que no sólo no tenemos evidencia de eso sino más bien de lo contrario. Allí donde la productividad crece con fuerza se crea empleo y donde no lo hace se crea bastante menos. Si algo hizo la productividad total de los factores en el mundo desarrollado fue ralentizarse desde los 70. De cuando la productividad crece lentamente y no queremos acompasar nuestras rentas –salarios y beneficios- adecuadamente perdemos competitividad y nos mantenemos sólo si el crédito funciona –es decir nos comemos la renta que aún no hemos ganado.
      La solución es sencilla de decir pero dura de aplicar, aún tenemos una ventaja de productividad con los emergentes pero que se está cerrando mucho más rápidamente que la de salarios. Si queremos mantener la competitividad frente a ellos tenemos que acompasar la evolución de ambas variables. Ya sé que este es un razonamiento muy macro, pero creo que la dureza de esta crisis nos está haciendo perder de vista como se salió en el pasado de crisis de este tipo, con unos costes elevados pero con políticas bastante ortodoxas.

  • ¡Cuanto nuevo fisiócrata entre gente que supuestamente entiende algo de economía! Antes eran la tierra y sus productos. Ahora son las cosas tangibles y "comercializables". Y siempre la sombra de la robótica como culpable del desempleo.

    ¡Qué desastre intelectual!

  • Estimados señores:

    Estas últimas semanas estoy recuperando lecturas retrasadas y me he "topado" con Galbraith. Igual va siendo el momento adecuado para recuperar sus propuestas de Sociedad Opulenta.

    PD: Ahora, que han pasado 20 años desde que acabé la carrera es cuando creo que perdí el tiempo. No valoré lo suficiente profesores que nos iluminaban con sus experiencias (Joan Tugores, Antón Costas, ...) Sólo íbamos a aprobar.

    A veces pienso que no estaría de más pasarme por la Facultad y "rogarles" que me dejaran asistir como oyente.

    Un saludo

  • Javier, si lees mi entrada anterior, proponía trabajar menos a cambio de salarios más bajos (salarios/hora constantes). No hay que olvidar que (i) en esos 100 años de productividad hubo muchos muertos en guerras, (ii) se redujo considerablemente la jornada laboral y (iii) que las cosas hayan sido de una determinada forma en el pasado no implica que vayan a seguir siendo así en el futuro. Tal vez las necesidades no son infinitas y estemos algo saturados de consumo. Eso plantearía un problema grave al mercado laboral...

    • Vi
      Disculpa, eso me pasa por entrar en el blog a horas un poco intempestivas. Entonces estoy de acuerdo contigo. Una reducción de la jornada laboral, consecuencia del interés común de empresas y trabajadores –y creo que algunos cambios en la normativa laboral favorecerían tal cosa- da un margen para la creación de empleo en España, o por lo menos para reducir en algunos puntos nuestro desempleo estructural. Según el dato que cito del INSEE trabajamos una cantidad de horas por empleado significativamente superior a otros países europeos.
      En cuanto a estar saturados de consumo, no creo que sea así. Hay todavía muchos ciudadanos en el mundo que no han accedido a un nivel de vida decente y hay margen para crecer por ahí. E incluso nosotros, cada vez demandamos más bienes de ocio, cultura y entretenimiento que requieren bastante mano de obra y a veces muy especializada. Por no hablar de lo que hemos de gastar en mejorar los sistemas sanitarios, educativos etc. Es cierto que el ritmo al que consumamos debe ser acorde a nuestra renta y descansar menos en el crédito, para evitar situaciones de inestabilidad como la que vivimos ahora.

  • "Todo lo anterior se ha roto con la globalización o deslocalización masiva de la producción industrial, y la actual crisis puede resumirse como la consecuencia del desacoplamiento de los (individuos) productores y consumidores, éstos últimos han podido mantener la ficción de “riqueza” gracias al crédito" (DFC)

    Hace poco un amigo y proveedor chino me contaba que en una ciudad de su país se fabrican todas las cremalleras del mundo.
    Es cierto, ya lo sabía. En una misma fábrica puedes encontrar desde la más cara hasta la más barata, dependiendo lo que quieras pagar. Los fabricantes españoles, alemanes, italianos... desubicaron sus fábricas y enviaron la maquinaria allí. Ahora ya son chinas y sus máquinas, todas nuevas, también. Lo bueno del asunto es que ya no podemos guerrear contra el chino, a menos que queramos hacerlo con la bragueta al aire, porque los botones también los hacen ellos. Lo también bueno es que ellos tampoco pueden guerrear porque se quedarían sin vender cremalleras y botones.

    Hace tiempo, en la última reconversión textil, los fabricantes de mi pequeño país, con las ayudas despidieron a ingenieros y técnicos, y se quedaron con los jóvenes del fracaso escolar porque salían más baratos. Las máquinas de ahora, me contaban, van solas y las maneja un tonto. Ahora ya son otras, la competencia aprieta y no pueden innovar, se quedaron sin técnicos e ingenieros, y el capital lo perdieron al construir en el solar del abuelo.
    No podemos hacer cremalleras, tejido, ruedas, frenos, motores eléctricos... y pronto ni coches. Somos muy listos.
    Lo único que nos queda es la medicina, la biología... que montamos para mantener nuestro bienestar de ficticios ricos, que solo saben ofrecer servicios. Lo podríamos exportar, en realidad ya lo hacíamos, pero, mira por dónde, ahora les recortamos el presupuesto para construir el corredor mediterráneo, nadie sabe para exportar el qué, a no ser azulejos y jabón fabricados por inmigrantes de bajo nivel.

    Yo, francamente, en esta historia nada ficticia, no le veo crecimiento ni empleo.

  • Como es bien conocido, las TI han pasado por una fase de maduración previa donde se daba lo que S. Roach llamó la "paradoja de la productividad" en los 80's, y que Solow describió diciendo "...los ordenadores están por todas partes menos en las estadísticas de la productividad..." y era cierto, por que para sacar partido a una tecnología es preciso que se adapte el sistema completo empresarial y social (E. Brynjolfsson dixit)

    Bueno, todo eso ha pasado ya, no sólo en el lado de la oferta, donde las empresas han cambiado sus modelos y formas operativos con el uso intensivo de los trabajos en red, sino del lado de la demanda donde los hábitos de los consumidores han cambiado y están cambiando aún más rápidamente por la alfabetización tecnológica creciente

    Yo, en particular, no recuerdo la última vez que fui a una agencia de viajes a comprar un billete de avión, o a reservar un hotel; me llevo meses sin ir al banco, y el dinero metálico casi siempre lo saco de cajeros automáticos, muchas compras (notablemente de libros) las hago por internet, no te digo nada de música y películas (aunque no soy gran consumidor de esos temas) y así en muchos otros campos

    No, no son sólo los robots de las empresas industriales, además de la merma de los sistemas tradicionales de distribución, está el crecimiento de los sistemas expertos, que aún no han aparecido con todo su potencial, pero que llegarán pronto al campo de la medicina, legal, etc...Además está el "cloud-computing"que va a arrasar con el empleo de "expertos" en TI e informática, así como el "crowdsourcing" como medio de abaratar los desarrollos y las ideas en el campo de la tecnología
    Las administraciones públicas no se libran de esta dinámica, y más ahora con los ajustes en vigor y por venir

    Cada vez más la sustancia gris que gestiona y opera estos sistemas estarán en los países emergentes (en software, por ejemplo en la India) , donde una población universitaria creciente, bien preparada y ávida de (cualquier) trabajo y casi cualquier remuneración que le permita subsistir un poco mejor que la miseria de los alrededores (status de clase media "rebajado" del 3º mundo)

    Hay quien piensa que esto es una dinámica 10o% positiva y que no afectará al empleo agregado y los niveles retributivos, como la globalización misma; yo estoy firmemente convencido de lo contrario y de que se trata de un reto para la sociedad en su conjunto, por que el resultado puede no ser tan positivo como muchos creen

    • DFC
      Evidentemente es un reto para las sociedades desarrolladas, pero es que es un proceso imparable porque los emergentes tienen el derecho a progresar que nosotros tuvimos. El reto es encontrar un equilibrio en el que seamos capaces de equilibrar nuestros costes y nuestra productividad; en definitiva la competitividad por denostada que esté la palabra.
      Por otra parte yo no menospreciaría la capacidad de crear riqueza de esos sectores como la medicina, etc. Conforme se desarrollen los emergentes y empiecen a crear su estado del bienestar la demanda de estos bienes y servicios puede ser muy elevada. Además el fuerte nacionalismo y proteccionismo que estos países mantienen en su desarrollo actual tendrá que ir mitigándose conforme se democraticen. O eso espero.

  • Hola, Javier Andrés.

    Me sorprende porque intuitivamente es lógico que si la facturación por unidad crece más que la de tus competidores tambien debe esperarse que algo de empleo diferencial se produzca.
    La discusión no es con esa correlación sino con la causalidad y con el residuo de Solow que no es raro ofrezca serias dificultades interpretativas.
    Además está el asunto de siempre, las medidas macro de PTF causan una cierta frustración a los que nos movemos en la micro y en medidas de productividad y benchmarking de bajo nivel. No es fácil pasar a agregados galácticos poco diferenciados a cosas como, por poner un caso real, que si la arandela de sellado de un amortiguador te sale por menos de 5 céntimos de euro y funciona sin fallos cinco millones de movimientos entonces te llevas los pedidos de tres años y tendrás que emplear a los que va a despedir tu competidor que la paga a 15 céntimos y de acero sueco.

    Estuve en la presentación del libro,“The Spanish Economy: A General Equilibrium Perspective” y Rafael Domenech te citó un par de veces.
    Enhorabuena y gracias por el esfuerzo, aunque no lo parezca uno estudia mucho de lo que escribís y citáis. Ayer, por ejemplo, me sirvió para repasar cosas de RBC, modelos DSGE, Okun y Gordon. Que los encuentre un poco bizantinos con la que está cayendo no creo que te sorprenda pero no significa que no se les lea y relea.

    Saludos

    • Manu Oquendo
      Cuando la productividad sube aumenta la demanda de trabajo y a no ser que la demanda del producto sea totalmente inelástica cae el precio y se venden más unidades. Por eso el crecimiento tendencial de la productividad durante décadas no ha ido asociado a más desempleo sino que este ha sido básicamente estable, con la excepción de las rupturas que han supuesto la Gran Depresión, la Estanflación de los 70 y la actual Gran recesión. Es cierto que el desempleo presenta en los países desarrollados un elevado nivel de persistencia –España es el ejemplo de libro- y ahora más lentitud para reducirse en las recuperaciones.
      Sobre el bizantinismo de esos modelos. Es cierto que los que nos dedicamos a estas cosas estamos en un proceso de repensar nuestros esquemas porque hay cosas que la "gran moderación" nos había llevado a olvidar. Entiendo la desconfianza hacia enfoques que priman el estudio de las regularidades frente al de los momentos de ruptura. Pero creo que hay que hacer un esfuerzo por entender conjuntamente ambos.
      Como disfrutas leyendo estas cosas estoy seguro que conocerás este artículo de Ricardo Caballero que es una crítica a los modelos a los que yo me dedico. Como está escrito por alguien que sabe mucho esta crítica hay que tomarla en serio, aunque no la comparta al cien por cien. Los modelos DSGE han hecho un gran esfuerzo para integrar fallos de mercado, aunque en los relativos al riesgo y al mercado financiero se ha avanzado menos. Ahora es un "trending topic" en la investigación en macro.

  • Sin duda hará falta gente que arregle los robots, y quien los diseñe. Al menos, al principio.
    Pero si, por ejemplo, se reduce el empleo en la construcción o se eliminan los cajeros de los supermercados o los profesores 🙁 resulta difícil pensar que esta destrucción de empleo será compensada por los 'mécanicos' de los equipos. Fundamentalmente porque eso supondría que no habría un verdadero ahorro de costes y, por lo tanto, no se implementaría. Solamente si paralelamente se produce un aumento de actividades productivas intensivas en mano de obra se podría absorber esta mano de obra excedentaria. Es importante que estas actividades sean realmente productivas, no vale por lo tanto construir aeropuertos sin aviones o crear organismos públicos sin utilidad, porque estos costes recaerían sobre las actividades expuestas a la competencia internacional, y en la medida en que los otros países no gasten en esos 'lujos' su competitividad será mayor y expulsaran del mercado a las empresas de los países con gastos no productivos.
    En un mundo plenamente globalizado los actuales países desarrollados solo tendrán pleno empleo (o el mismo desempleo que los bricks) si aceptan tener los mismos salarios.
    Pensar que Occidente puede mantener a largo plazo su bienestar diferencial con respecto al resto del mundo por su mayor cualificación técnica o por su consumo sofisticado es estar ciego con respecto a los cambios que se están produciendo.
    Os adjunto un vídeo sobre automatización en construcción. La tecnología ya esta disponible solo está esperando que la pendiente de la isocoste cambie lo suficiente.
    http://www.youtube.com/watch?v=N3SHKcKG4iM

  • Se me olvidó poner este otro vídeo en el que se muestra como se puede construir ACTUALMENTE un edificio de 15 plantas en 6 días. Eso supone una reducción de empleo respecto a la forma de construcción habitual de cerca del 80 por ciento.
    http://www.youtube.com/watch?v=Zp8NNLslXpU
    Es sólo un ejemplo, pero bastante elocuente.

  • Por supuesto, disculpado. Totalmente de acuerdo con el potencial de consumo en ocio, sanidad o educación. Sin embargo, y un poco en la línea de Fede, creo que nada nos garantiza que se cree tanto empleo por ese lado como se destruye por la sustitución capital-trabajo (especialmente si mantenemos inalteradas las jornadas laborales). Creo que hay un optimismo tecnológico generalizado en lo que se refiere al empleo, motivado fundamentalmente por los nuevos productos (que son los que realmente crearon empleo) en el siglo XX (principalmente electrodomésticos, medios de transporte...). Pero esos nuevos productos vinieron a satisfacer necesidades claramente existentes en la población. Estos productos se deprecian lentamente. ¿Hay una nueva gama de productos que pueda ejercer ese rol en el futuro? No lo parece...

  • Supongamos que llevamos el sistema de economías de escala a sus límites lógicos. Una fábrica global (en algunos productos ya es el caso). Además hay fábricas, por ejemplo las de cigarrillos, que no tienen trabajadores desde hace muchos años. Un paquete de cigarrillos que se vende a más de 4 euros sale de fábrica a dos o tres céntimos ya puesto en el camión. El resto del "valor añadido" (otra trampa semántica porque confunde intencionalmente precio con valor) es logística, margen e impuestos.

    Cuando el tema se vuelve peliagudamente político y se ve más claro es cuando alguien da el siguiente paso lógico: "Bueno, entonces... que la SS sea pagada por las máquinas". A fin de cuentas la SGAE y otras como ella ya hacen algo parecido con el beneplácito de la UE.

    Esta discusión tiene más de veinte años y no se ha querido hacer pero, si siguen la globalización y la automatización, creo que será inevitable porque estamos en el umbral tecnológico de la casi completa sustitución --física y mental-- de nuestra versión de ser humano.
    Los jóvenes no lo notan tanto pero la verdad es que estamos muy mal hechos y ya es no sólo posible sino fácil hacer máquinas con mejores prestaciones y muchos menos defectos que los que tenemos. Ese mundo ya está aquí incluyendo todas formas de interfaz.
    Ahora bien, seguimos ganando por goleada en capacidad de consumo y las profesiones terapéuticas nos necesitan precisamente por lo mal hechos que estamos.

    Un saludo

  • En China se están construyendo casas unifamiliares con material de deshecho y restos vegetales. Se prensan y revisten con yeso en forma de grandes planchas, son aislantes, pesan poco y resisten más que la madera, tan usada en los EEUU. Una casa de dos plantas sale por menos de 6000€ y se construye en nada, lo que no significa que la clásica de ladrillo cocido u cemento sea mejor, pero es lo que hay.
    El truco del robot no pasa por ahorrar puestos de trabajo sino para hacerlo con el tiempo, no para que el trabajador gane menos sino para que con menos horas viva igual; se trata, en fin, que el trabajador no deba competir con el robot, que es como terminará de seguir con el liberalismo actual; más o menos lo que hoy se pretende que haga con el trabajador chino, hindú...
    La India es un gran país del que hoy se habla mucho, sobre todo por sus avances médicos y tecnológicos. Pero en el fondo es una bomba de relojería de dimensiones apocalípticas, con unas diferencias sociales bestiales y una masa informada, harta de ser manipulada y arrollada. Deberíamos seguir de cerca lo que ocurre en la India, ya que puede estallar de un momento a otro y de manera extraña. Vamos... que la revolución bolchevique sería como un aperitivo.
    Nadie habla que Pakistán tiene casi el doble de renta per cápita que la India y menos desequilibrio social, que su economía está más diversificada y es más práctica.
    No dejemos que los medios nos cieguen.

    • Pau
      Las tensiones sociales de los emergentes son un factor que puede condicionar el futuro de muchas maneras. Por eso no está escrito que el actual proceso de globalización lleve inequívocamente a que todo se produzca en los emergentes en detrimento de los avanzados. Como no sabemos cómo evolucionarán los acontecimientos lo mejor para cada país –o para Europa en su conjunto- es buscar su lugar en la cadena de valor añadido mundial haciendo lo que mejor sabe hacer. Pero por supuesto las diferencias con los emergentes se estrecharán, eso es ley de vida y sería únicamente una manifestación del proceso de convergencia que ya hemos vivido en el pasado. Lo bueno –desde el punto de vista social y económico, aunque a lo mejor no tanto desde el punto de vista medioambiental- ahora es que son más los países que crecen deprisa y el bienestar ya no es cosa de unas pocas naciones. Con suerte África también se unirá a la fiesta algún día y ya hay algunos indicadores económicos que señalan que ese continente no está tan “muerto” como parecía hace unos años.

  • Abaratar los contratos haría incrementar la tasa de empleo porque mantener a un solo trabajador cuesta mucho dinero al empresario por eso lo de los temporales, si hay menos gente trabajando claro que baja la demanda, ¿de qué sirve dar incentivos para crear contratos temporales? lo que habría que hacer es bajar el coste de los contratos, a todorabajar mas relajados menos horas y con menos trabajo porque muy a menudo nos encontramos con exceso peso en el trabajo por falta de personal, incluso aunque el convenio diga que "se necesita 1 enfermera para 50 pacientes en una residencia", ¿les parece normal si se ponen de vital urgencia mas de uno?, porque passa... No contratan por lo excessivo de precio que resulta.
    Otra cosa la de los autónomos, increiblemente alto el precio de 280 mas la declaración trimestal para el que decide iniciar un empleo para sí mismo no sabiendo como le va a ir, se presupone mucho que le va a ir bien, pero no siempre es así y menos ahora, que pasa lo que pasa y vender cualquier cosa a precio de un euro es como lotería. Quien se atreve ahora a iniciar cualquier negocio es un valiente o un loco, pero la realidad es que este sistema no ayuda a nadie, solo a ellos mismos quienes no se rebajan céntimo casi podríamos decir porque lo que hacen no es significativo.
    Antiguamente tenía otro significado POLITICO = QUE VIENE DE "POLIS", QUE SIGNIFICA "CIUDAD" Y POLITICO SIGNIFICA EL QUE GOVIERNA LA POLIS PARA BENEFICIO DE ESTA. HOy no se lo que significa, porque se govierna la polis en beneficio del sí mismo.
    Si abarataran contatos, habría mas demanda, mas ingresos al estado (para malbaratar) subsecuentemente y suspendieran el pago de los autónomos los primeros 6 meses para iniciar una cartera de clientes y estabilizar su economía, junto a una cuota mas honesta (excesiva para el pequeño empresario de cualquier pequeño pueblo), tendríamos una sociedad mas activa y dinamizada.
    Soy enfermera, a la sanidad pública se le dió carta blanca y ahora, ¡claro que hay que recortar! y ahora es muy dificil cerrar el grifo cuando fluía sin mesura y poner límites, la gente no lo entiende pero cuando se esta dentro se ve el despilfarro de material, energía, agua... "tu deja el chorro abierto da igual, lo paga el estado", habrá que hacer como las privadas, pero sin pasarse tanto y sin escatimar en personal, porque en esto último el ahorro siempre sale mas caro.
    Lo que pagamos de seguridad social es exagerado, lo que pagamos de pensiones vitalicias es innombrable, este último dinero no podría insuflarse a la "polis" en vez de a los "políticos", banqueros,... y no se que surtido nunca menos merecedor de tales privilegios?
    Deberían sacar el dinero de las grandes empresas (en mayor proporción), bancos y altos cargos que no veo porqué deberían cobrar tales sumas de dinero, esos son los verdaderos agujeros negros del sistema, porque no tienen fin, ni vergüenza, ni consciencia ni nada.
    Hoy he visto el programa del canal 33 y por eso me he lanzado.

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