Cómo bajar los sueldos en una recesión

Truman Bewley escribió un libro fascinante para entender una pregunta clave para los economistas: ¿Por qué no bajan los sueldos en una recesión? La pregunta es importante porque la lógica simplista que uno aprende en Introducción a la Economía sugiere que cuando hay paro (exceso de oferta en el mercado de trabajo), el salario (el precio del trabajo), debería bajar. Y, sin embargo, uno no observa que los salarios (como mínimo los nominales) bajen en una recesión. La respuesta de los directivos a los que preguntó Bewley (esta es la gran novedad de su libro, el que preguntara directamente a los que toman las decisiones) fue esencialmente que bajar salarios violaría una importante convención social y resultaría costoso para la empresa. Hay una buena cantidad de investigación posterior para entender el origen y consecuencias de esta afirmación. Lo que me interesa hoy aquí es que esta recesión está produciendo algunas novedades en este asunto. Para empezar los sueldos sí están bajando, incluso en términos nominales.

Debemos aclarar de entrada que en realidad los salarios reales sí que bajan en las recesiones. Un mecanismo clásico es que bajan porque los salarios nominales suben menos que la inflación. De hecho, ésta es una misión clásica de la política monetaria. Los bancos centrales le dan a la maquinita y esto causa inflación. Los salarios nominales se ajustan menos que la inflación, y por tanto los reales bajan. Esto anima la contratación o desanima los despidos. Lo cierto es que las empresas podrían hacer esto directamente. Y, a menudo lo hacen, aunque menos de lo que cabría esperar. Porque existe un problema de coordinación. Cada empresa tiene que hacerlo por su lado, y si los demás no lo hacen podría parecer que violan un contrato explícito o implícito. De manera que generalmente sólo las empresas en dificultades realmente serias se animan a tomar medidas de este tipo. Pero si lo hace el gobierno, se resuelve el problema de coordinación.

Una novedad de esta recesión es que en muchos lugares están bajando directamente los salarios nominales. Incluso, de manera llamativa, en el sector público. Los profesores de la universidad pública de California, por ejemplo, han sufrido cortes salariales de un 8% que no es poca cosa. Una razón fundamental es que los bancos centrales se han vuelto tan disciplinados, y la situación tan complicada, que el peligro más grande es la deflación. De manera que no se puede esperar que nos ayuden a coordinar. Desgraciadamente España no se cuenta entre los países en los que estas bajadas estén ocurriendo, como ya explicaba Luis en un post de junio. Nuestra irreformable ley laboral protege tanto a los "insiders" que a las empresas que van aguantando el temporal les resulta más barato ceder a subidas salariales ilógicas antes que arriesgarse a una huelga o despedir a los trabajadores fijos. Los temporales, a la calle, claro. Y estos parecen importarle un bledo a los sindicatos. De momento no son mayoría, claro.

Pero hay un aspecto de esta cuestión que me interesa directamente. A pesar de lo prometido por la ministra de Economía a los sindicatos, algún día las finanzas públicas pueden estar tan mal que no quede más remedio que bajar los salarios de los trabajadores públicos. Como ya han hecho en California (y nos sugería Juan en un post reciente). Al fin y al cabo la evolución futura de la deuda pública (como también nos decía Juan en otro post) puede hacer insostenibles esas promesas. Y esto me sugiere una medida de política que mejoraría de manera notable el funcionamiento del sector público. Dejemos más autonomía y flexibilidad salarial para, por ejemplo, los profesores de universidad y otros funcionarios cuya productividad sea fácilmente medible. Luego bajemos los salarios de todos los funcionarios de manera significativa. Y entonces, los que sean productivos que busquen ofertas externas, como están haciendo mis amigos de la Universidad de California. El resultado final puede ser sorprendente. Finalmente tendríamos un sistema que premia a cada uno por su talento y su esfuerzo, en lugar de por sus canas o su falta de pelo. De hecho, me cuentan que el Research Assessment Exercise, el sistema de financiación de investigación de las universidades británicas que ha revolucionado la investigación de ese país, nació en circunstancias parecidas. Fue la forma inteligente en que se quiso volver a la normalidad después del tijeretazo fiscal de Margaret Thatcher. ¿Habrá un político valiente que se atreva? Prometo mi voto a la candidata o candidato.

Hay 4 comentarios
  • Con cierto reparo y enorme humildad ante la categoría de este Blog, me atrevo a decir que el problema en España no es bajar los sueldos de los trabajadores públicos; el problema es la cantidad de trabajadores públicos que hay en España y a los que la sociedad civil que trabaja en la empresa privada ha de mantener. Ya lo dice la UE: es muy difícil que España salga de esta recesión si se mantiene el gasto público en los niveles actuales. Lo que no dice, porque sería injerencia en asuntos internos, es la dilapidación de fondos para el mantenimiento de los 17 estadillos.

    España no puede ser analizada económicamente si no lo es al mismo tiempo políticamente porque las enormes deficiencias de lo segundo, fruto de una Transición desafortunada, condicionan lo primero.

    Respecto de la tan deseada meritocracia, permítame que insista en lo anterior: mientras haya 17 sistemas de educación, mientras se siga subvencionando a CCAA enteras y existan ya (en Andalucía, por ejemplo), generaciones enteras acostumbradas a no trabajar, mientras unas CCAA se vean beneficiadas por un sistema de financiación absurdo guiado por intereses partidistas, mientras, tal y como se demuestra con la actual clase dirigente, cualquiera puede llegar a ministro y pegar el pelotazo correspondiente si se dispone de un buen padrino y, no menos importante, mientras el alumno siempre tenga razón y la Justicia le otorgue más autoridad que a profesores y progenitores ¿qué acicate existe en España para el esfuerzo?.

    • Estoy de acuerdo en que sería bueno adelgazar la plantilla pública, comenzando por evitar duplicación de funciones entre administraciones. Bajar los salarios es, de hecho, una forma de conseguirlo. Siempre y cuando no lo hagamos dejando que se vayan solamente los buenos, claro.

  • Los buenos son los que se irán antes por que son los más preparados para competir, y los que más ofertas tendran. Cuando deje de compensar el binomio: ingresos vs certidumbre se irán.
    Ojalá se liberalizaran todos los sectores, y TODO es todo, sin resticciones básicas que permitan competir en todos los sectores. Con esto me refiero a no pretender reducir solo aquello que puede que a la mayoría de ciudadanos no nos afecte (que son muchas cosas por cierto).

    Otra cosa que me ofrece dudas: ¿No son los Proferores Universitarios en cierta forma "funcionarios"?. ¿Se debe tener con ellos diferente sistema de retribución que con el resto de Profesores?

    Pero sobre todo me gustaría saber opiniones sobre la forma más adecuada de retribuir a Profesores, sobre todo Universitarios. En base a ¿Docencia y/o investigación? (Jo para hacerte esta preguanta me he tenido que repasar unos cuantos terminos en el Diccionario de la RAEL?

    • Justamente lo que digo en el "post" es que hace falta flexibilizar los salarios públicos para que cuando bajen (si bajan) se pueda dejar que los "malos" se vayan, pero a los "buenos" se les sube el salario para que se queden.
      En cuanto a las preguntas. Muchos profesores universitarios son funcionarios, pero no todos. Y respecto a la forma de pagar, se nos paga por todo lo que hagamos, docencia e investigación. Pero en esto también se puede y debe flexibilizar. Algunos profesores pueden especializarse en docencia y otros en investigación, y esta especialización podría variar a lo largo de la carrera.

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