Trento, el Woodstock de la Economía

trentoCada año se celebra en la bellísima ciudad de Trento el Festival dell’Economia. Este festival pretende acercar al gran público el trabajo de los economistas académicos, intentando hacerlo accesible para una audiencia que, en su mayor parte, está formada por habitantes de Trento de todo tipo y condición. El Festival reúne cada año a decenas de economistas, incluyendo varios premios Nobel, y también a importantes exponentes del mundo de la empresa y de la política, entre los cuales este año destacaba Matteo Renzi, el primer ministro que quizás haya despertado más ilusiones en la historia reciente de Italia. Miles de trentinos asisten a las charlas, tanto en vivo como a través de la pantalla gigante situada en la plaza del duomo, miles de espectadores de todo el mundo siguen las retransmisiones en directo vía streaming (¡medio millón de conexiones!), y los más de trescientos periodistas acreditados inundan durante unos días los principales medios de comunicación italianos con noticias del festival. En esta ocasión el programa del Festival dell’Economía se centró en las clases dirigentes y en su importancia como factor determinante del crecimiento económico.

Como apuntaba el director y alma del festival, Tito Boeri, para lograr un crecimiento sostenido un país necesita instituciones adecuadas, personificadas en una clase dirigente que sea capaz de estar a la altura de las circunstancias. En total, el festival incluyó más de 70 charlas en las que se abordó el tema de la clase dirigente desde muy diferentes aristas. Las presentaciones fueron acompañadas de animados debates que, afortunadamente, no alcanzaron la virulencia de las violentas discusiones que en otros tiempos enfrentaran en este mismo lugar a jesuitas y dominicos.

El premio Nobel Eric Maskin rompió el hielo abriendo la discusión acerca de las virtudes y defectos de los distintos sistemas de toma de decisiones: (i) la democracia directa, (ii) la democracia representativa o (iii) la toma de decisiones por parte de gestores que no necesitan ser reelegidos. Maskin sugiere que la conveniencia de cada una de estas opciones depende, principalmente, de la capacidad de los ciudadanos para saber qué decisión es la más adecuada (¿sería conveniente una reducción de las cotizaciones sociales que fuera acompañada de una subida equivalente del IVA?), para discernir quienes son los mejores gestores (¿hicieron bien mis conciudadanos finlandeses al elegir por votación directa a Miss Finlandia como miembro del Parlamento?), y para averiguar a posteriori si una decisión ha sido correcta (¿fue positiva la última reforma laboral?). La democracia directa exige que los electores sean capaces de entender problemas complejos cuya compresión en muchos casos requiere una esfuerzo considerable. Algunos economistas son escépticos. Según Schumpeter, “los ciudadanos invierten menos esfuerzo disciplinado en dominar un problema político que en resolver una partida de bridge”. Por otro lado, en la democracia representativa las decisiones son tomadas por representantes públicos, quienes confiamos que tengan un mejor conocimiento de las cuestiones pero, por desgracia, en ocasiones sus objetivos no coinciden con los de la sociedad. El deseo de reelección, que fuerza a la rendición cuentas, actúa como contrapeso y puede permitir que los electores se deshagan de los malos gestores pero, como señala Maskin, también encierra peligros. La búsqueda de votos puede contribuir a que algunos representantes se conviertan en correveidiles que se limitan a proponer aquellas medidas que el público cree que son más adecuadas (por ejemplo, mantener la edad de jubilación y la cuantía de las pensiones en un contexto de dramático envejecimiento de la población) y renuncian a tener un pensamiento independiente. Un funcionario público que no puede ser relevado de su cargo no estaría sujeto a este tipo de sesgos, pero al mismo tiempo sus decisiones escaparían al correspondiente control democrático. El problema se complica aún más si consideramos los intereses de los grupos minoritarios, que podrían verse lesionados en un sistema de elección directa donde todas las decisiones beneficiasen al grupo mayoritario. En definitiva, ningún sistema de toma de decisiones es a priori mejor que otro, sino que todo depende del contexto y de cual de ellos consigue un mejor equilibrio dadas estas (y otras) consideraciones.

Otro tema relacionado que fue tratado en diversas sesiones fue la conveniencia de introducir primarias en los partidos políticos. El profesor James Snyder explicó que las primarias tuvieron su origen en los estados del sur de Estados Unidos en las postrimerías de la guerra de Secesión. Las secuelas de la guerra provocaron que los republicanos de Lincoln y el general Grant fueran incapaces de obtener votos entre la población mayoritariamente blanca de los antiguos estados confederados, por lo que en la práctica las elecciones carecían de incertidumbre alguna. La inevitabilidad de la victoria demócrata hizo que, en un determinado momento, el propio partido demócrata decidiera introducir un sistema de primarias que ayudase a resolver los conflictos internos y a decidir quien sería el representante del partido en las elecciones, que en la práctica constituían una mera formalidad. La popularidad de las primarias entre los votantes hizo que se extendieran a otros estados y a otros partidos en un proceso que duro cerca de medio siglo. El profesor Snyder ha analizado en diversos artículos académicos las potenciales ventajas e incovenientes del sistema de primarias, tanto en teoría como en la práctica. Como apuntó el politólogo VO Key, “si los votantes únicamente pueden elegir entre canallas, sin duda acabarán eligiendo un canalla". En este sentido, las primarias pueden ayudar a reducir el poder de la maquinaría de los partidos y a mejorar la calidad de los representantes elegidos. También contribuyen a inyectar democracia en zonas en las que un único partido goza de un dominio claro. Sin embargo, también pueden potenciar los personalismos a expensas de los programas políticos y son muy exigentes en términos de la cantidad de información que necesitan recabar los ciudadanos. Por ejemplo, los votantes americanos deciden no sólo quienes serán los candidatos de su partido al congreso y al senado, sino también el candidato a sheriff, a fiscal del distrito, y un largo etcétera de cargos electivos (ejemplo de papeleta). Otro problema es que las primarias pueden también facilitar la polarización de unos candidatos que necesitan convencer a los militantes más involucrados (estilo Tea Party) y también pueden dar excesivo poder a los candidatos que optan a la reelección y que por lo tanto son mucho más conocidos y tienen más recursos.

El trabajo empírico del profesor Snyder sugiere que las ventajas de las primarias tienden a superar a sus inconvenientes cuando el dominio de un determinado partido en una circunscripción es abrumador, de forma que en la práctica no existe presión competitiva por parte de otros partidos. La evidencia empírica recogida por el profesor Snyder muestra que, en estos casos, la existencia de competencia dentro del partido mejora la calidad de los candidatos, tanto en términos de su formación como en términos de la probabilidad de que se produzca un escándalo político.  En el contexto español, donde el sistema de listas cerradas prácticamente garantiza a los líderes locales de los grandes partidos su elección, es posible que un sistema de primarias pudiera tener efectos positivos incluso en las circunscripciones en las que aparentemente existe competencia entre los partidos.

Además de las presentaciones de Maskin y Snyder, el también premio Nobel Daniel McFadden analizó como es posible alinear los intereses de los políticos con los de la sociedad. De Grawve discutió la gobernanza del Euro, Martin Dufwenberg presentó evidencia de laboratorio sobre liderazgo, Zingales presentó su reciente libro acerca del futuro de Europa, David Strömberg analizó el poder de los medios de comunicación y Kenneth A. Shepsle discutió el rol de los líderes, pero también de los seguidores, como agentes de cambio. Se discutió acerca del techo de cristalla naturaleza del poder político, los lugares comunes, la democracia participativala gobernanza de la banca, la gobernanza de las universidades (iiiiii), el populismo, y la nueva clase dirigente europea. Y también hubo charlas con un carácter menos académico. Por ejemplo, Alan Krueger, prestigioso economista y antiguo director del Consejo de Asesores Económicos de Obama, debatió con uno de los actuales asesores del primer ministro italiano sobre la dificultad de asesorar a un líder político. Sergei Guriev, ex-director del principal centro de investigación económica de Rusia y actualmente en el exilio, analizó la encrucijada en la que se encuentra Rusia y, Sergio Marchionne, el consejero delegado a quien se atribuye el renacimiento de la Fiat, debatió sobre el futuro de la industria,

La comparación de Trento con Woodstock es sin duda una hipérbole (à la Clinton). Probablemente ninguna charla de economía o de política, ni siquiera las del carismático Renzi, puede compararse con un concierto de Jimy Hendrix o de Janis Joplin. Pero, salvando las distancias, el fantástico Festival dell’Economia de Trento es uno de los eventos más apasionantes en los que he tenido el placer de participar.

Hay 13 comentarios
  • Interesante cuestión. Indudablemente, muchas decisiones políticas son complejas. Los representantes políticos son el agente que utilizan los ciudadanos para que analicen este tipo de problemas, formulen una solución, ejecuten dicha decisión y rindan cuentas ante los ciudadanos. Como es lógico existen problemas de agencia dadas las importantes asimetrías entre la información del político y la del ciudadano. Una vía de solución puede ser el incremento de la formación en economía del ciudadano a través de diversas vías. Lo que me resulta más curioso es que la gente espere de la economía más repuestas que preguntas cuando, en mi opinión, lo mejor sería que el conocimiento económico llevase a la gente a asentar algunos conocimientos, pero sobre todo a hacerse cada vez más preguntas, a una avidez de conocimiento y a cuestionarse cuanto planteen los políticos antes de decidir qué alternativa parece más conveniente. Creo que iniciativas como Nada es Gratis contribuyen a que el público en general acceda a los conocimientos más asentados en economía, pero sobre todo animan a la gente a hacerse preguntas. Creo que esa debe ser la dirección que guíe cualquier espacio de encuentro entre economistas y el público en general.
    Reciba un cordial saludo.

    • Gracias Gonzalo, desde el blog intentamos modestamente contribuir al debate y también aprender de todos los comentarios que nos dejáis. Eventos como el Festival dell'Economia de Trento también son importantes para acercar el trabajo de los economistas académicos a la sociedad y también a la clase política y empresarial. FEDEA organizó en Salamanca hace tres años un evento parecido, el Salamanca Social Sciences Festival, pero, como tantas otras cosas, la crisis económica se lo llevó por delante.

  • Si tal como nos dices "la evidencia empírica recogida por el profesor Snyder muestra que, en estos casos, la existencia de competencia dentro del partido mejora la calidad de los candidatos" lo que habrá que hacer será aumentar la democracía interna en los partidos para que pueda existir esa competencia. Y no se me ocurre mejor formula que eliminar las subvenciones públicas porque creo que es el único incentivo para que conseguirlo dado que será el único medio para conseguir afiliados y por lo tanto dinero.
    El sistema de primarias surge en EEUU como creo que nos explica Snyder en un contexto de partidos débiles, parece que por tanto lo primera que habría que hacer es debilitar los partidos y no creo que esto sea una buena idea.
    Por otro lado la experiencia de EEUU y también la de España no parece indicar que las primeras sirvan para elegir buenos líderes. Más bien todo lo contrario. Y creo que el análisis de Maskin que nos transcribes no dá algunas pistas sobre las causas de que esto suceda.
    Por lo demás agradecerte lo bien (liso, preciso y conciso) que expones tus argumentos en tus post. ¡Deberían aprender algunos de tus colegas¡ Ja,ja y no señalo.

    • Juanjo,

      Creo que das en el clavo, el sistema de primarias está asociado, para bien y para mal, a aparatos de partido debiles.
      Lo que yo no estoy tan seguro es que la experiencia de EEUU y de España muestre que las primarias no ayudan a escoger mejores líderes. Es una pregunta empírica complicada porque no observamos el contrafactual adecuado (¿habría tenido mejores líderes el PP si hubiera utilizado un sistema de primarias?). Jim Snyder ha comparado la calidad de los candidatos al congreso y también a la fiscalía en zonas donde existe un sistema de primarias y en zonas donde se utiliza un sistema de convenciones o caucus, y observa que el sistema de primarias genera candidatos que parecen mejores sobre el paper y que además tienen una menor probabilidad de verse envueltos en escándalos políticos. Esto parece ser especialmente cierto en circunscripciones donde hay poco competencia política (páginas 17-19 de la su presentación en Trento).

  • Me parece un error bastante extendido pensar que la democrácia directa equivale a elegir una persona al azar y dejar que decida con su nivel de conocimiento actual por los siguentes razones:

    1) Sabiduria de la masa. En muchos casos el conjunto de estimaciones poco informados puede superar el análisis experto, si la muestra es grande y las estimaciones independientes. También cabe mencionar que los expertos tienden a sobreestimar su conocimiento.

    2) Debate públic con implicación. El hecho de poder decidir augmenta la probabilidad de informarse sobre un tema. Y por lo expuesto en el punto 1, no todos los ciudadanos deben ser especialistas en todos los temas. Con una conversa de bar ya aumenta la información total disponible.

    • Gracias por el comentario Lasse Loepfe, es un tema fascinante. Hace pocos días nuestro amigos de Sintetia nos explicaban como la llamada `inteligencia colectiva' puede ayudar a mejorar las predicciones.
      De todas formas en el contexto electoral la experiencia de California no es muy esperanzadora, al menos en el ámbito económico, pero me encantaría estar equivocado.

  • Lo que el profesor Snyder cita como "la polarización de unos candidatos que necesitan convencer a los militantes más involucrados" no es exclusivo del sistema de primarias, sino un peligro que acecha a todos los partidos: la marginación de los moderados, tachados de "tibios". El Great Old Party podría ser un buen ejemplo, pero no el único, el movimiento LGTB podría ser otro, a juzgar por lo que se vio por las calles de Madrid el pasado día 5.

    • Analfabeto,

      La clave está en que los votantes anticipen que un candidato extremista tiene pocas posibilidades de ser elegido más adelante en las elecciones. No lo comenté por falta de tiempo, pero en la práctica el trabajo empírico de Snyder sugiere que tienes razón, no parece que las primarias produzcan candidatos más extremistas que otros sistema de elección de candidatos como las convenciones o los caucuses (página 20 de la presentación).

  • En mi opinión, la democracia directa suele tener dos problemas añadidos:
    1) Suelen ser presas de minorías bien organizadas, que sí te toman la molestia de informarse, movilizarse y hacer propaganda en aquellos asuntos que pueden ser de una relevancia menor para otros. Además, en aquellos casos de voto no-obligatorio (la mayoría) "ganan" sobre un quórum bajo.
    2) En un sistema de democracia directa, es difícil que las iniciativas sometidas a votación formen un todo coherente. En California, por ejemplo, muchas leyes son contradictorias entre sí. (Esto no ocurre únicamente bajo este sistema, pero lo hace mucho más difícil de gestionar)

    Ejemplos como estos hay múltiples en Suiza y California.

    Saludos

    Augusto

    • Augusto,

      Muchas gracias por los comentarios. Me da la impresión de que el sistema suizo funciona algo mejor, no sé si por un tema de capital social/cultura/educación o porque el sistema está mejor diseñado, pero el caso de California es un excelente ejemplo de los peligros de la democracia directa. Durante años los californianos aprobaron con entusiasmo los aumentos de gasto pero se negaron a aprobar las subidas de impuestos, lo que llevó al estado a la suspensión de pagos. Si alguien tiene curiosidad el Economist escribió en su día varios artículos muy interesantes sobre el tema.

  • Me parece francamente fascinante organizar eventos que ayuden a la sociedad civil a conocer los entresijos de algo tan inherente al ser humano como la economía. Es una lástima que en nuestro actual sistema, no exista transparencia suficiente como para concebir un evento así.
    Precisamente -y como lector novel que soy de este blog- lo que realmente me preocupa es cómo transmitir toda esta manera de pensar y entender los procesos económicos y su influencia en nuestra vida diaria, a una generación que, perdida en sus carencias educativas, vive más preocupada por los programas de la prensa rosa y reality shows de contenidos irrelevantes, que por las noticias cotidianas económicas o no, que afecten a su trabajo, su salud y a su bienestar.

  • Y para cuando una reedición del S3F? Los que estuvimos en Salamanca no lo olvidamos.

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